Es curioso como Lauren consigue desatar sensaciones tan
extremas en mí. Es capaz de poner mi corazón a mil solo con su sonrisa pero a
la vez me hace sentir una paz que nunca antes había conseguido. Cuando estaba
con ella era como si el mundo estuviera perfectamente armonizado.
-Creo que deberíamos irnos, ya os he retrasado bastante a
todos.
-Sí, quiero decir, no nos has retrasado tanto pero sí que
tenemos que irnos ya – Abrí la puerta y me hizo una señal para que pasase yo
primera, seguí caminando un par de metros mientras ella cerraba la puerta a su
espalda – Eh Camila - Mis pies se pararon en seco cuando oí salir mi nombre de
sus labios. Me giré curiosa hacia ella.
-¿Si?
-No te alejes tanto que como te tropieces a ver quién te
sujeta.
-No seas mala, solo me he tropezado un par de veces – Me miró
enarcando una ceja – bueno quizás hayan sido cuatro pero eso no es nada.
-Camila – Mi nombre sonaba tan bien en su boca – nos
conocemos desde ayer.
-Técnicamente nos conocimos en el bootcamp.
-Y ese día te chocaste conmigo.
-¿Por qué demonios la señorita Jauregui siempre tiene
respuestas y soluciones para todo? – Una leve y tímida sonrisa apareció en sus
labios cuando la llamé por su apellido, lo que un aire de suficiencia se
apoderó de mí.
El camino hasta la cafetería era un poco largo y nos
perdimos un par de veces por el camino ya que no conocíamos apenas la ciudad
pero fue muy entretenido. Lauren parecía ser una chica fría y dura pero si la
conoces aunque solo sea mínimamente te das cuenta de que tiene un corazón que
no le cabe en el pecho y que siente mucho a pesar de que no lo parezca. Tuvimos
que llamar a las chicas varias veces para poder orientarnos y saber por dónde
estábamos, lo que llegaba a irritar un poco a Dinah.
-Te pones graciosa cuando te enfadas, Jane.
-Ven aquí de una maldita vez y ya te diré yo quién es la
mona – reí entre dientes, era superior a mí, se ponía graciosísima – No te rías
porque no tiene ni pizca de gracia Karla.
-¡Eh! Te dije que no me gustaba que me llamaran Karla. Te
has picado de verdad, Jane.
-Ya vale chicas, dejar de discutir.
-Lauren, ella ha empezado.
-Bueno pues ya vale las dos, tú la has seguido.
-Chicas Ally al habla. Nosotras ya hemos terminado de
desayunar y hay que ir a ensayar también y por lo que he oído estáis aún
bastante lejos, ¿cómo lo hacemos?
-Si queréis bajamos directamente al estudio.
-Ni hablar Camila, ustedes dos no van a ningún lado con el
estómago vacío, bastante que estáis casi sin dormir.
-No te preocupes, yo me encargo de llevarla a tomar algo y
vamos directas para allá.
-No se tarden mucho mis niñas. Un beso – Un pitido marcó el
final de la llamada.
-Bueno y ¿dónde vamos a ir? Yo no conozco nada de aquí.
-Yo tampoco pero dicen que todos los caminos llevan a Roma
¿Por dónde está el estudio?
-Por allí – señale a la derecha, sin estar muy segura – no,
por allí – señalé hacia la izquierda pero no me sonaba nada de aquel lado – no
no, por la derecha, seguro por la derecha – levantó una ceja con gesto
escéptico – confía en mí, a la derecha seguro.
-Eso dijiste las otras dos veces y acabé perdiéndome por
ello.
-No me eches la culpa, te perdiste tu sola.
-¿En serio Camila? ¿Yo sola?
-Bueno, quizás si te di unas indicaciones un poco contrarias
pero cargadas de buenas intenciones.
-Estupendo pues ahora estamos intencionadamente bien
perdidas.
-Confía en mí, te llevare a los estudios pero antes tú
eliges la cafetería a la que quieras pasar y que esté de camino.
-Trato hecho – dijo riendo. Jamás pensé que podía ser tan
fácil hablar con alguien.
Estuvimos a punto de perdernos al menos tres veces más y si
no hubiese sido por las sutiles intervenciones de Lauren no quiero ni pensar
donde estaríamos ahora mismo pero, sin embargo, ella dejó que me llevase el
mérito de encontrar el camino correcto. Cuando decidió dónde quería desayunar
me apartó la silla para que me sentase mientras ella pedía. Cuando estaba con
ella sentía que había alguien a quien yo le importase, que era especial, que
por fin era la princesa que deseaba ser de pequeña.
-Aquí está tu leche templada, ¿quieres algo más? – no podía
evitar sonreír ante esos detalles.
-No gracias, todo es perfecto así.
-¿Es? - ¿Había
dicho es? Soy tonta, siempre me pasa igual.
-Quería decir que todo está perfecto así, es el sueño que me
empana un poco – el sueño y tus preciosos ojos verdes, pensé.
Desayunamos relativamente deprisa y entre risas fuimos a
reunirnos con las chicas. Nos habíamos retrasado casi una hora pero no fue
intencionado, el tiempo se me pasaba volando a su lado.
-Por fin han llegado las fugitivas Lauren y Karla.
-Jane deja de pinchar – le advertí.
-¿Qué pasa, la pequeña Karla no quiere jugar hoy? Anoche no
parecía lo mismo – lo dijo entre risas, sabía que iba sin maldad pero no pude
evitar cabrearme. Quizá por la falta de sueño, quizá por cómo había acabado la
noche. Lo único que sabía era que no podía quitar la mala cara que puse y la
cual no pude evitar que Lauren viese.
-Dinah, ya vale – le aconsejó Lauren ante mi reacción –
déjalo ya y vamos a ponernos a hacer cosas, por favor.
-Deja a la dulce Karla hablar, al parecer maneja bien sus
labios ¿no?
-Dinah Jane Hansen, he dicho, por favor, que dejes ese tipo
de bromas ya y que dejéis estar lo que pasó anoche. Eso fue un juego con
alcohol de por medio y punto. Tenemos muchas cosas que hacer y tan solo una
semana para preparar la actuación que decidirá si entramos o no así que vamos a
ponernos ya con ello chicas, por favor.
-Si claro, llevas razón Lauren, no pretendía molestaros.
-Tranquila, perdóname tú a mí, no dormí muy bien y estoy muy
agobiada con todo esto. Y perdón también a todas por haber llegado tarde.
-Venga mis niñas, haya paz y no se preocupen, ya verán como
con todo nuestro trabajo y la ayuda del Señor entramos ahí – intercedió Ally,
como ya era una costumbre.
Caminamos por un pasillo en dirección a una sala asignada en
la que organizaríamos todo. Cuando estábamos llegando Dinah se colocó a mi
altura y me llamó la atención.
-Oye Camila – la miré -
que lo siento si te he molestado, no era mi intención, de verdad.
-No, no te disculpes que no pasa nada.
-¿Es por lo que he dicho o por cómo lo he dicho?
-¿Disculpa? – debió de ver la duda dibujada en mi cara
porque no tenía ni idea de lo que estaba hablando.
-Que si lo que te molestó es el tono que usé o simplemente
es el tema lo que importa, ya sabes, “lo de anoche” – dibujó unas comillas en
el aire con sus dedos, imagino que para indicarme que no lo decía a malas.
-Yo…no lo sé, no estoy segura. Supongo que sólo estoy
cansada, llevo una semana sin dormir bien – me mentía a mí misma, o creo que
quería hacerlo, pero la verdad es que desde que me desperté esta mañana no hay
otra cosa en la cabeza, detrás del todo, esperando para salir y colarse por
todos lados dejándome embobada, solo ella.
-Lo que iba a ser una buena noche al final la acabe jodi…
-¡Dinah! Nada de palabras malas y mucho menos delante de mí.
– Ally le regañó. Esta mujer estaba atenta a todos.
-Camila – me llamó bajando el tono - ¿Cómo crees que lo hace
Ally para enterarse siempre de todo? – Lo dijo con tal naturalidad que me
resultó completamente imposible no reírme de forma escandalosa ante lo que
Lauren y el resto, quiero decir, el grupo, se giraron para mirarme.
-Ups.
-Eres un desastre Mila – levanté la cabeza automáticamente
al escuchar aquello.
-¿Mila?
-No me digas que he vuelto a meter la pata. Me rindo, no me
dirijas más la palabra en lo que queda de día o acabarás odiándome.
-Para Dinah, para. No me molesta sino todo lo contrario, mi
hermana me llama siempre así.
-¿Tienes una hermana? No lo sabía
-Sí. Se llama Sofía y es la chica más dulce con la que
puedas cruzarte – una sonrisa se me escapó al hablar de esa chiquitaja.
-Se nota que la quieres mucho, que es un sentimiento
especial, diferente. Hasta te brillan los ojos cuando hablas de ella – Automáticamente
aparté los ojos de los suyos, lo que le hizo sonreír con ternura.
-No hay otra chica como ella y no lo digo porque sea su
hermana sino porque tiene una vitalidad y una dulzura que se contagian al
momento, es la única que consigue y sabe hacerme sonreír incluso cuando no me
aguanto ni yo – las chicas ya habían llegado al final del pasillo y se habían
parado delante de una puerta de cristal traslucido tras en el que se
distinguían algunas figuras rojas y azules que se movían de un lado para otro.
Nosotras nos quedamos algo más rezagadas por lo que tardamos un poco más en
llegar a su posición. Lauren y Normani estaban una enfrente de la otra, de
perfil a nosotras, y hablaban animadamente mientras Ally tecleaba en su móvil,
seguramente hablando con alguien de su familia. La primera movía mucho las
manos mientras la otra asentía y sonreía de vez en cuando. Verla charlar de un
modo tan intenso me transmitió algo que me animó por dentro, algo que me costó
mucho parar, algo que me hizo querer sonreír.
-Oye.
-¿Si? – Respondí sin alejar mis ojos de ella pero no fue
algo intencionado.
-¿Sigues pensando en tu hermana o hay alguien más en tu
mente?
-¿Cómo dices?
-Que si sigues pensando en tu hermana. Te vuelven a brillar
los ojos como antes y una sonrisa furtiva se esconde entre tus labios.
-¿Puedo responderte con sinceridad? – Enarcó una ceja con
incredulidad, claro, no sé qué clase de pregunta era esa, nadie quiere que le
mientan a la cara pero por otro lado me sentía muy insegura. Ni siquiera yo
sabía lo que sentía – Sí, claro que puedo. Veras, yo…no estoy muy segura de lo
que siento.
-¿Respecto a qué?
-Respecto a La… ¡Lauren! ¡Normani! – Había olvidado
completamente que nos estaban esperando hasta que casi me doy de bruces contra
ellas.
-¡Camila! – intervino Lauren con mi mismo tono.
-¿Dinah? – Dijo levantando la mano como un niño en su primer
día de clase cuando la profesora pasa lista -
Pensaba que la fase de las presentaciones y la pasamos ayer. ¿A que
ahora es cuando yo empiezo con: “Hola, mi nombre es Dinah Jane Hansen…”? –
Lauren y Normani rieron pero apuesto a que yo estaba totalmente roja a causa de
la vergüenza.
-Venga Camila no te pongas así, ni que hubieras estado a
punto de confesarle un secreto de estado delante de nosotras – Normani me cogió
pasando un brazo por mi hombro y empujándome hacia adelante y mientras me
revolví y me giré un poco con cuidado para, entre señas, muy malas por cierto,
decirle que luego le seguía contando y, no sé cómo, ella me entendió y me
asintió con la cabeza cerrando los ojos para luego guiñarme uno. Respiré
aliviada.
Normani me hablaba de canciones o algo así pero yo no era
capaz de escucharla. Le había dicho a Dinah que le contaría lo que pensaba pero
no lo sabía ni yo. ¿Y si me equivoco? ¿Y si no me entiende? Creo que me había
precipitado demasiado y ahora estaba echa un auténtico lío, otra vez. Y eso me
irritaba aún más.
-¿Preparada para nuestro primer día de esta nueva etapa
juntas?
-Estoy harta de preguntas hoy – murmuré entre dientes,
asegurándome de que nadie me escuchaba.
-¿Qué?
-¿Eh? Nada, nada.
-Nuestra Camila está hoy un poquito empanada, Normani, no se
lo tengas en cuenta – Y como si nada Lauren llegó y pasó su brazo por mi hombro
libre, como la otra chica había hecho unos minutos antes. Lo hizo con toda la
naturalidad del mundo, como si eso no implicase mi cuerpo se volviera loco con
el simple contacto de su piel con la mía, como si no me dieran ganas de
abrazarla y no soltarla, como si ella no significase para mí nada más que las
otras compañeras. Como si no me tuviese completamente loca desde antes incluso
de conocerla como ‘240388’. Era sólo un número pero a la vez era mucho más que
eso, era mi voz favorita, era la carrera al bajar del escenario pasando por mi
lado y una estela de perfume que me aturdió y nubló los sentidos, era los
saltos de emoción y los ojos llorosos, era una disculpa sincera y una sonrisa
de amabilidad y animo que me dio fuerzas cuando ni siquiera nos conocíamos, es
la persona que sin tener por qué hacerlo ha cuidado de mí y ha intentado
protegerme durante dos días incluso de su beso cuando eso ha sido lo mejor en
mucho tiempo. Aun siendo solo un número lo fue todo, ahora se un nombre y una
ciudad pero nada cambia. Ella siempre va a serlo todo para mí incluso sabiendo
que nunca, jamás, vamos a poder ser nada.