martes, 23 de diciembre de 2014

The X Factor - 240388 (Capítulo 4)

Es curioso como Lauren consigue desatar sensaciones tan extremas en mí. Es capaz de poner mi corazón a mil solo con su sonrisa pero a la vez me hace sentir una paz que nunca antes había conseguido. Cuando estaba con ella era como si el mundo estuviera perfectamente armonizado.
-Creo que deberíamos irnos, ya os he retrasado bastante a todos.
-Sí, quiero decir, no nos has retrasado tanto pero sí que tenemos que irnos ya – Abrí la puerta y me hizo una señal para que pasase yo primera, seguí caminando un par de metros mientras ella cerraba la puerta a su espalda – Eh Camila - Mis pies se pararon en seco cuando oí salir mi nombre de sus labios. Me giré curiosa hacia ella.
-¿Si?
-No te alejes tanto que como te tropieces a ver quién te sujeta.
-No seas mala, solo me he tropezado un par de veces – Me miró enarcando una ceja – bueno quizás hayan sido cuatro pero eso no es nada.
-Camila – Mi nombre sonaba tan bien en su boca – nos conocemos desde ayer.
-Técnicamente nos conocimos en el bootcamp.
-Y ese día te chocaste conmigo.
-¿Por qué demonios la señorita Jauregui siempre tiene respuestas y soluciones para todo? – Una leve y tímida sonrisa apareció en sus labios cuando la llamé por su apellido, lo que un aire de suficiencia se apoderó de mí.
El camino hasta la cafetería era un poco largo y nos perdimos un par de veces por el camino ya que no conocíamos apenas la ciudad pero fue muy entretenido. Lauren parecía ser una chica fría y dura pero si la conoces aunque solo sea mínimamente te das cuenta de que tiene un corazón que no le cabe en el pecho y que siente mucho a pesar de que no lo parezca. Tuvimos que llamar a las chicas varias veces para poder orientarnos y saber por dónde estábamos, lo que llegaba a irritar un poco a Dinah.
-Te pones graciosa cuando te enfadas, Jane.
-Ven aquí de una maldita vez y ya te diré yo quién es la mona – reí entre dientes, era superior a mí, se ponía graciosísima – No te rías porque no tiene ni pizca de gracia Karla.
-¡Eh! Te dije que no me gustaba que me llamaran Karla. Te has picado de verdad, Jane.
-Ya vale chicas, dejar de discutir.
-Lauren, ella ha empezado.
-Bueno pues ya vale las dos, tú la has seguido.
-Chicas Ally al habla. Nosotras ya hemos terminado de desayunar y hay que ir a ensayar también y por lo que he oído estáis aún bastante lejos, ¿cómo lo hacemos?
-Si queréis bajamos directamente al estudio.
-Ni hablar Camila, ustedes dos no van a ningún lado con el estómago vacío, bastante que estáis casi sin dormir.
-No te preocupes, yo me encargo de llevarla a tomar algo y vamos directas para allá.
-No se tarden mucho mis niñas. Un beso – Un pitido marcó el final de la llamada.
-Bueno y ¿dónde vamos a ir? Yo no conozco nada de aquí.
-Yo tampoco pero dicen que todos los caminos llevan a Roma ¿Por dónde está el estudio?
-Por allí – señale a la derecha, sin estar muy segura – no, por allí – señalé hacia la izquierda pero no me sonaba nada de aquel lado – no no, por la derecha, seguro por la derecha – levantó una ceja con gesto escéptico – confía en mí, a la derecha seguro.
-Eso dijiste las otras dos veces y acabé perdiéndome por ello.
-No me eches la culpa, te perdiste tu sola.
-¿En serio Camila? ¿Yo sola?
-Bueno, quizás si te di unas indicaciones un poco contrarias pero cargadas de buenas intenciones.
-Estupendo pues ahora estamos intencionadamente bien perdidas.
-Confía en mí, te llevare a los estudios pero antes tú eliges la cafetería a la que quieras pasar y que esté de camino.
-Trato hecho – dijo riendo. Jamás pensé que podía ser tan fácil hablar con alguien.
Estuvimos a punto de perdernos al menos tres veces más y si no hubiese sido por las sutiles intervenciones de Lauren no quiero ni pensar donde estaríamos ahora mismo pero, sin embargo, ella dejó que me llevase el mérito de encontrar el camino correcto. Cuando decidió dónde quería desayunar me apartó la silla para que me sentase mientras ella pedía. Cuando estaba con ella sentía que había alguien a quien yo le importase, que era especial, que por fin era la princesa que deseaba ser de pequeña.
-Aquí está tu leche templada, ¿quieres algo más? – no podía evitar sonreír ante esos detalles.
-No gracias, todo es perfecto así.
-¿Es? - ¿Había dicho es? Soy tonta, siempre me pasa igual.
-Quería decir que todo está perfecto así, es el sueño que me empana un poco – el sueño y tus preciosos ojos verdes, pensé.
Desayunamos relativamente deprisa y entre risas fuimos a reunirnos con las chicas. Nos habíamos retrasado casi una hora pero no fue intencionado, el tiempo se me pasaba volando a su lado.
-Por fin han llegado las fugitivas Lauren y Karla.
-Jane deja de pinchar – le advertí.
-¿Qué pasa, la pequeña Karla no quiere jugar hoy? Anoche no parecía lo mismo – lo dijo entre risas, sabía que iba sin maldad pero no pude evitar cabrearme. Quizá por la falta de sueño, quizá por cómo había acabado la noche. Lo único que sabía era que no podía quitar la mala cara que puse y la cual no pude evitar que Lauren viese.
-Dinah, ya vale – le aconsejó Lauren ante mi reacción – déjalo ya y vamos a ponernos a hacer cosas, por favor.
-Deja a la dulce Karla hablar, al parecer maneja bien sus labios ¿no?
-Dinah Jane Hansen, he dicho, por favor, que dejes ese tipo de bromas ya y que dejéis estar lo que pasó anoche. Eso fue un juego con alcohol de por medio y punto. Tenemos muchas cosas que hacer y tan solo una semana para preparar la actuación que decidirá si entramos o no así que vamos a ponernos ya con ello chicas, por favor.
-Si claro, llevas razón Lauren, no pretendía molestaros.
-Tranquila, perdóname tú a mí, no dormí muy bien y estoy muy agobiada con todo esto. Y perdón también a todas por haber llegado tarde.
-Venga mis niñas, haya paz y no se preocupen, ya verán como con todo nuestro trabajo y la ayuda del Señor entramos ahí – intercedió Ally, como ya era una costumbre.
Caminamos por un pasillo en dirección a una sala asignada en la que organizaríamos todo. Cuando estábamos llegando Dinah se colocó a mi altura y me llamó la atención.
-Oye Camila – la miré -  que lo siento si te he molestado, no era mi intención, de verdad.
-No, no te disculpes que no pasa nada.
-¿Es por lo que he dicho o por cómo lo he dicho?
-¿Disculpa? – debió de ver la duda dibujada en mi cara porque no tenía ni idea de lo que estaba hablando.
-Que si lo que te molestó es el tono que usé o simplemente es el tema lo que importa, ya sabes, “lo de anoche” – dibujó unas comillas en el aire con sus dedos, imagino que para indicarme que no lo decía a malas.
-Yo…no lo sé, no estoy segura. Supongo que sólo estoy cansada, llevo una semana sin dormir bien – me mentía a mí misma, o creo que quería hacerlo, pero la verdad es que desde que me desperté esta mañana no hay otra cosa en la cabeza, detrás del todo, esperando para salir y colarse por todos lados dejándome embobada, solo ella.
-Lo que iba a ser una buena noche al final la acabe jodi…
-¡Dinah! Nada de palabras malas y mucho menos delante de mí. – Ally le regañó. Esta mujer estaba atenta a todos.
-Camila – me llamó bajando el tono - ¿Cómo crees que lo hace Ally para enterarse siempre de todo? – Lo dijo con tal naturalidad que me resultó completamente imposible no reírme de forma escandalosa ante lo que Lauren y el resto, quiero decir, el grupo, se giraron para mirarme.
-Ups.
-Eres un desastre Mila – levanté la cabeza automáticamente al escuchar aquello.
-¿Mila?
-No me digas que he vuelto a meter la pata. Me rindo, no me dirijas más la palabra en lo que queda de día o acabarás odiándome.
-Para Dinah, para. No me molesta sino todo lo contrario, mi hermana me llama siempre así.
-¿Tienes una hermana? No lo sabía
-Sí. Se llama Sofía y es la chica más dulce con la que puedas cruzarte – una sonrisa se me escapó al hablar de esa chiquitaja.
-Se nota que la quieres mucho, que es un sentimiento especial, diferente. Hasta te brillan los ojos cuando hablas de ella – Automáticamente aparté los ojos de los suyos, lo que le hizo sonreír con ternura.
-No hay otra chica como ella y no lo digo porque sea su hermana sino porque tiene una vitalidad y una dulzura que se contagian al momento, es la única que consigue y sabe hacerme sonreír incluso cuando no me aguanto ni yo – las chicas ya habían llegado al final del pasillo y se habían parado delante de una puerta de cristal traslucido tras en el que se distinguían algunas figuras rojas y azules que se movían de un lado para otro. Nosotras nos quedamos algo más rezagadas por lo que tardamos un poco más en llegar a su posición. Lauren y Normani estaban una enfrente de la otra, de perfil a nosotras, y hablaban animadamente mientras Ally tecleaba en su móvil, seguramente hablando con alguien de su familia. La primera movía mucho las manos mientras la otra asentía y sonreía de vez en cuando. Verla charlar de un modo tan intenso me transmitió algo que me animó por dentro, algo que me costó mucho parar, algo que me hizo querer sonreír.
-Oye.
-¿Si? – Respondí sin alejar mis ojos de ella pero no fue algo intencionado.
-¿Sigues pensando en tu hermana o hay alguien más en tu mente?
-¿Cómo dices?
-Que si sigues pensando en tu hermana. Te vuelven a brillar los ojos como antes y una sonrisa furtiva se esconde entre tus labios.
-¿Puedo responderte con sinceridad? – Enarcó una ceja con incredulidad, claro, no sé qué clase de pregunta era esa, nadie quiere que le mientan a la cara pero por otro lado me sentía muy insegura. Ni siquiera yo sabía lo que sentía – Sí, claro que puedo. Veras, yo…no estoy muy segura de lo que siento.
-¿Respecto a qué?
-Respecto a La… ¡Lauren! ¡Normani! – Había olvidado completamente que nos estaban esperando hasta que casi me doy de bruces contra ellas.
-¡Camila! – intervino Lauren con mi mismo tono.
-¿Dinah? – Dijo levantando la mano como un niño en su primer día de clase cuando la profesora pasa lista -  Pensaba que la fase de las presentaciones y la pasamos ayer. ¿A que ahora es cuando yo empiezo con: “Hola, mi nombre es Dinah Jane Hansen…”? – Lauren y Normani rieron pero apuesto a que yo estaba totalmente roja a causa de la vergüenza.
-Venga Camila no te pongas así, ni que hubieras estado a punto de confesarle un secreto de estado delante de nosotras – Normani me cogió pasando un brazo por mi hombro y empujándome hacia adelante y mientras me revolví y me giré un poco con cuidado para, entre señas, muy malas por cierto, decirle que luego le seguía contando y, no sé cómo, ella me entendió y me asintió con la cabeza cerrando los ojos para luego guiñarme uno. Respiré aliviada.
Normani me hablaba de canciones o algo así pero yo no era capaz de escucharla. Le había dicho a Dinah que le contaría lo que pensaba pero no lo sabía ni yo. ¿Y si me equivoco? ¿Y si no me entiende? Creo que me había precipitado demasiado y ahora estaba echa un auténtico lío, otra vez. Y eso me irritaba aún más.
-¿Preparada para nuestro primer día de esta nueva etapa juntas?
-Estoy harta de preguntas hoy – murmuré entre dientes, asegurándome de que nadie me escuchaba.
-¿Qué?
-¿Eh? Nada, nada.
-Nuestra Camila está hoy un poquito empanada, Normani, no se lo tengas en cuenta – Y como si nada Lauren llegó y pasó su brazo por mi hombro libre, como la otra chica había hecho unos minutos antes. Lo hizo con toda la naturalidad del mundo, como si eso no implicase mi cuerpo se volviera loco con el simple contacto de su piel con la mía, como si no me dieran ganas de abrazarla y no soltarla, como si ella no significase para mí nada más que las otras compañeras. Como si no me tuviese completamente loca desde antes incluso de conocerla como ‘240388’. Era sólo un número pero a la vez era mucho más que eso, era mi voz favorita, era la carrera al bajar del escenario pasando por mi lado y una estela de perfume que me aturdió y nubló los sentidos, era los saltos de emoción y los ojos llorosos, era una disculpa sincera y una sonrisa de amabilidad y animo que me dio fuerzas cuando ni siquiera nos conocíamos, es la persona que sin tener por qué hacerlo ha cuidado de mí y ha intentado protegerme durante dos días incluso de su beso cuando eso ha sido lo mejor en mucho tiempo. Aun siendo solo un número lo fue todo, ahora se un nombre y una ciudad pero nada cambia. Ella siempre va a serlo todo para mí incluso sabiendo que nunca, jamás, vamos a poder ser nada.



miércoles, 5 de noviembre de 2014

The X Factor - 240388 (Capítulo 3)

Lauren comenzó a separarse de mí y noté que tenía dibujada una sonrisa en los labios, la cual me contagió a mí. Caí en la cuenta de que se me habían cerrado los ojos, cuando los abrí vi la tela que los cubría, inmediatamente me la quité y observé a mí alrededor; Ally nos miraba con expresión desorbitada, la mandíbula de Normani casi tocaba el suelo mientras que Dinah tenía una pose de autosuficiencia y satisfacción. La intermedia rompió el silencio y realmente se lo agradecí, me sentía muy cohibida con todas ellas midiendo mis gestos con esas caras de estupefacción.
-¿Qué ha sido eso chicas?
-Queríais vuestro reto ¿no? Pues ahí lo tenéis, cuando queráis jugamos otra vez que me he quedado con ganas de más, pero la próxima vez que sea un poco más difícil que si no no tiene gracia. – Todas se quedaron pasmadas, incluida Lauren que me miraba de una forma que no había visto, con un brillo intenso en los ojos, los cuales los tenía un poco acuosos, y con un gesto de decepción en su rostro. Definitivamente no era capaz de seguir sosteniéndole la mirada por más tiempo. Una oleada de culpabilidad me estaba matando y tampoco quería seguir con aquella conversación con las chicas. – Bueno creo que va siendo hora de irse a dormir, mañana nos espera un día intenso. – Y sin mediar más palabra recogí las botellas y los vasos, los llevé a un pequeño fregadero de metal que se encontraba situado en una barra americana. Seguí notando sus miradas clavadas en mí y mis movimientos, lo que los hacía aún más torpes que de costumbre, no aguantaba que hiciesen eso, de verdad que no. – Venga, dejad de mirarme que me vais a desgastar – dije mientras daba una palmada al aire para espabilarlas. El alcohol empezaba a causar leves estragos en mí por lo que tenía que poner cierto empeño en no tropezarme yo sola y andar normal – vamos a la cama anda.
Empezaron a levantarse y a organizar lo poco que quedaba por medio mientras yo iba preparando las camas. Por cuestión de respeto acordamos que la cama de matrimonio era solo para Ally, quien lo aceptó a regañadientes, Dinah y Normani pelearon por las dos literas mientras que quedaba un sofá cama en paralelo a la cama grande y otra más pequeña en perpendicular a ella, interponiéndose entre ella y las camas de las dos chicas.
-¿De veras que no te importa dormir en el sofá cama? Quizá estés incómoda, tú eres más grande que yo. – me devolvió un gesto sarcástico – No me malinterpretes, quiero decir que…bueno vale no sé lo que quiero decir. Dios, soy un desastre.
-Eh Camila, tranquila – intentaba que su voz sonase alegre pero me daba la sensación de que estaba apagada, como sin vida – duerme tú en esa cama y yo en el sofá, tiene pinta de ser bastante cómodo.
-No sé qué decirte, a mí se antoja como una película de terror; mira, los brazos que hacen de almohada son demasiado altos, al segundo o tercer día tendrás un dolor de cuello tremendo.
-¿Y la solución a ese problema es que te duela a ti en lugar de a mí?
-Pues si, la verdad es que sí.
-Sí claro. Me gusta tu forma de arreglar los problemas
Quería contestarle a eso pero no podía, me quedé helada porque no comprendía la razón de ese comentario pero aun así me dolió. ¿Esa es la Lauren que yo creía conocer y la que solo estaba cansada o era la de verdad, la de las veinticuatro horas al día?
-Chicas, chicas no peleen anda – intervino Ally, la más pacifista de las cinco con diferencia. Estaba segura que con ella nunca nos pasaría nada – sigo pensando que mi cama sigue siendo demasiado grande así que si queréis que os la cambie, que duerma yo en el sofá o incluso que alguna de las dos lo haga conmigo por mí no hay problema. No quiero que ninguna de las dos os hagáis algo.
-No Ally tranquila, de verdad, estaré bien ahí. Y venga, vámonos a dormir ya que el día de mañana promete ser entretenido así que será mejor que descansemos mientras podamos.
-Parece que vayamos a ir a la guerra – reí ante sus palabras, esperando tan sólo una leve reacción por su parte pero tan solo recibí una tímida sonrisa que parecía más que nada por compromiso – De acuerdo, me rindo por hoy – musité entre dientes – Buenas noches a todas chicas.
Tras eso me tumbé en la cama, me arropé y observé como una a una se iban acostando. La primera fue Normani, quien regañó a Dinah por despertarla al ir a subir a su cama, ya que era la segunda la que dormía en la litera de arriba al ganar la batalla. A continuación fue Ally, esta esperó un poco a que Lauren pasase de la terraza pero al ver que no venía se aseguró de que todas estuviésemos tapadas y se adentró en la suya. Todas cayeron profundamente dormidas en cuestión de minutos, todas menos Lauren. Ally, que se encontraba enfrente mía, parecía una niña a pesar de ser la mayor, tenía unas ojeras de no haber dormido bien durante al menos la última semana y lo mejor de todo, parecía feliz.
Estaba a punto de acompañar las chicas a ir a los brazos de Morfeo cuando el ruido de la puerta corredera del balcón al cerrarse me sobresalto encogiéndome del susto. Ella, que se dio cuenta de que me removí, se acercó a mí para ver si me había despertado y una vez que la tenía cerca pude ver gracias a la luz de la luna que tenía los ojos vidriosos pero no entendía el por qué. Cuando estuvo realmente cerca cerré los míos para fingirme dormida. Al igual que esta tarde lo único que noté fue su presencia, por un momento rememoré fugazmente la escena de hace una hora y las mariposas volvieron a agujerearme el estómago sin piedad. Fue en ese instante en el que el perfume me invadió de nuevo tan súbitamente que no estaba segura de sí era mi imaginación o era real hasta que se inclinó de nuevo hacia mí y sus labios entraron en contacto con mi frente, tras eso me dio un beso y me sentí protegida y segura. Desde la parte superior de mi cabeza deslizó sus labios por el lado izquierdo de mi cara, el que no tenía apoyado en la almohada y besó la mejilla y la comisura de mis labios. Noté que su actitud se tornaba dubitativa al alejarse de mí unos centímetros, suspiró profundamente y me dio la espalda para encaminarse a su cama, no sin antes volverse para dame otro beso en la frente, distinto esta vez, más pausado pero con más ganas.
Cuando llegó al borde de su sofá se sentó en el borde y miró hacia el suelo mientras jugaba con sus zapatillas. Parecía abatida y muy cansada. Al cabo de un par de minutos volvió a suspirar y comenzó a cambiarse, ya que era la única que no tenía puesto el pijama. Se quitó sus vaqueros y se puso un pantalón corto sin apenas levantarse del sitio, se quitó las dos camisetas que llevaba dejando al descubierto un torso, el cual al incorporarse interrumpió el trayecto de ese resplandor reflejado por el satélite terrestre y el color blanco inundó todas sus facciones, llenado su cuerpo de un juego de luces y sombras que la hacía descomunalmente bonita, como esos héroes griegos siempre tan idealizadamente perfectos. Se giró quedando de cara a la pared y se quitó su sostén, el cual deposito delicadamente encima de la silla, y se colocó la camiseta del pijama. Al levantar los brazos los músculos de la espalda se le marcaron un poco haciendo contraste con su columna. Cuando se metió en la cama y la observé dormir durante un rato llegué a dos conclusiones; la primera era que debía ser ilegal ser tan buena por fuera y, a primera vista, por dentro y la segunda era que estaba segura de que me costaría dormir.

Como yo predije daban las tres de la mañana en el reloj cuando Ally se removió en su cama, fue a por un poco de agua y se acostó de nuevo, fue en ese momento cuando se sobresaltó al verme con los brazos rodeando mis rodillas y mi cabeza apoyada en ellas, ocupando un espacio mínimo en la cama y con los ojos como un búho en plena noche cerrada.
-Pero mi niña, no me digas que aún no te has dormido – dijo casi susurrando.
-No, no he podido pegar ojo – no podía decirle cual, o más bien quien, era el motivo de mi desvelo durante las últimas noches pero era obvio que sabía que algo me preocupaba – llevo unos días durmiendo regular pero hoy es más intenso, no puedo parar mi cabeza.
-Sólo estarás nerviosa por todo lo que está pasando, no te preocupes. Ven aquí anda – me ofreció su mano a continuación y yo sin entender nada la acepté – hoy mi niña va a dormir conmigo y no voy a aceptar ningún pero, no voy a permitir que ninguna esté sin descansar.
Me arrastro hasta su cama y las dos nos metimos, ella colocó la manta para que estuviese bien tapada y comenzó a acariciar mi pelo al tiempo que apoyaba su codo en la almohada y me miraba con ojos tiernos. Era la dulzura en persona.
-Cierra los ojos y relájate, siente que tus músculos se destensan y no dejes la mente en blanco, lo que debes hacer es pensar en algo que te guste, algo tranquilo. Ahora cuéntamelo sin abrirlos.
-Estoy en una pizzería con mi familia, mi padre llega con mi favorita cuando mi madre me está abrazando y me da un beso. El sabor de esta es tan alucinante y yo soy tan expresiva que no puedo evitar poner caras y todos acaban riéndose de mí, es en ese preciso momento en el que yo me siento completa, llena…aunque que conste que no tiene nada que ver la pizza en eso último.
Ally tenía razón, notaba como me estaba durmiendo poco a poco. Fue la primera vez en toda la semana que no me quedé dormida con aquel color verdoso en el fondo de mi cabeza y estaba tan cansada que si soñé algo no recuerdo que fue.
Como una cruel broma del destino lo primero que vi fueron sus ojos mirándome con curiosidad mientras sus manos removían mi brazo y mi hombro para despertarme. Me di la vuelta haciéndome la remolona para intentar poner mis pensamientos en orden.
-¿Ya tenemos que levantarnos? Dios, estoy agotada.
-No, ya tienes que levantarte. Las chicas se han ido a desayunar un poco antes para buscar primero un sitio, Ally dijo que esta noche habías dormido poco así que me pidió que me quedase contigo y me dejó quedarme en la cama un ratito más ya que, junto a ti, soy la que menos ha dormido.
-Lo siento porque tengas que encargarte de mí y que te hayas retrasado por mi culpa. Estaré arreglada en un segundito – La oí suspirar cuando me alejaba de allí casi corriendo. Salte por encima de la cama y cuando fui a caer el suelo el pie se enredó entre las sábanas haciendo perder el equilibrio, tuve que apoyarme en la pared para no chocar de cara con ella – No ha sido nada, solo tengo un poco de hambre y tenía buena pinta – Rio por lo bajo mirando al suelo y negando con la cabeza, incluso casi recién levantada estaba preciosa.
-No ha sido tu culpa, no tienes que preocuparte pero sobre todo no corras, bastante suerte tuviste ya ayer de no acabar en urgencias.
“Ayer”. Hace unas horas parecía tan abatida y sin embargo hoy volvía a ser la misma que ayer. Su ojeras denotaban que posiblemente hubiera dormido lo mismo que yo e incluso menos pero tenía un aspecto impecable, el típico que tienen tus artistas favoritas en una revista o en sus redes sociales, solo que ella estaba allí sin Photoshop y sin apenas maquillaje.
Cogí lo primero que vi en el armario y me vestí tan deprisa que ni me fije en si los colores combinaban o si me sentaba bien, lo que explicaba la cara de desconcierto de Lauren cuando salí.
-¿Qué pasa? ¿Tan mal voy?
-Yo no diría que vas mal pero si un poco…yo no diría que vas mal.
-Soy un desastre. Ve saliendo tú y luego te alcanzo.
-A ver no seas cabezona – Se puso a rebuscar en mi armario con mucho cuidado de no desordenarme nada – Prueba con esto a ver qué tal te sienta.
Me metí en el baño sin saber demasiado bien que debía hacer, me cambié la camiseta azul que llevaba por una negra ligeramente abierta, pero no demasiado, y cuando me miré al espejo vi que ahora estaba mucho más elegante y sobre todo mucho más discreta, nada que ver con el look extravagante de antes. Abrí la puerta lenta y silenciosamente y la descubrí observando un papel informativo del hotel, ese debe ser el aspecto que tiene cuando lee su libro favorito, estaba completamente absorta en él, cuando terminaba una cara se iba a la trasera y cuando llegaba al final volvía al principio de nuevo. No sabía cómo podía hacerme notar y tenía miedo de dar un paso y volver a tropezarme con algo, era especialmente torpe cuando estaba con ella, por lo que opté por toser ligeramente, en las películas eso siempre funciona.
-Perdón, no te había visto, estaba distraída. Así ya estas mejor, digamos que ibas poco combinada.
-Sí, mejor dejémoslo ahí. Gracias por no ser más directa – sonrió ante la broma, no fue demasiado grande, de hecho creo que noté incluso algo de tristeza, pero era una sonrisa al fin y al cabo – Y venga, vámonos ya que llevo media hora esperándote, pesada – Sus ojos se desorbitaron, su boca se abrió de par en par para luego empezar a reír a carcajadas. Me agarró de la cintura y me empezó a hacer cosquillas – No, Lauren, para, cosquillas no por favor.
-Llevas más de media hora esperándome, ya que más te da esperar otro ratito.
-No dije más de media hora, dije justo media – no podía dejar de reírme, las cosquillas eran mi punto débil.
-Ahora estás en mis manos señorita.

No paró de hacérmelas y yo no paré de retorcerme en sus manos como un gusano se retuerce para escapar del fuego pero era más fuerte que yo. Giré sobre mí misma dando de espaldas con el armario y clavándome el picaporte algo más arriba del costado derecho, lo que me hizo echarme un poco hacia adelante y acercarme más a ella, que al ver que me di paró y se quedó frente a mí. Me quedé más cerca de ella, de su ropa, de su piel, de su cuello, de sus ojos, de sus labios…

domingo, 1 de junio de 2014

The X Factor - 240388 (Capítulo 2)

El embriagador olor de su perfume entró por mis fosas nasales expandiéndose por el cuerpo cual veneno de viuda negra, aturdiendo mis sentidos como esa sustancia toxica que destruiría todos mis tejidos. Tan solo había una diferencia entre ambas sustancias, mientras la ponzoña te mata esa fragancia me estaba dando la vida, alimentando mis cosquilleos en el estómago y haciéndome perder el sentido de la orientación y el equilibrio. Se me cerraron los ojos de forma involuntaria, juro que fue durante tan solo unas milésimas de segundo pero ella se percató y puso cara de preocupación
-Oye Camila, ¿estás bien? ¿Te ocurre algo? ¿Qué puedo hacer por ti?
-No, no, tranquila, está todo bien. Es solo que estoy un poco cansada – mentí intentando disimular el, cada  vez mayor, rubor de mis mejillas. – Gracias por preocuparte sin ni siquiera conocerme – Intenté salir de allí apresuradamente pero algo, o mejor dicho alguien, me detuvo. Lauren me había cogido del brazo pero no de forma violenta ni autoritaria sino de manera dulce, sin querer asustarme ni molestarme pero también con precaución ante mi reacción.
-¿De veras que estas bien?
-Sé que mi aspecto no debe ser el mejor ahora mismo después de todas las novedades, el bootcamp y tantas emociones pero todo ha pasado ya. – Tenía una mirada dulce, felina y cautivadora. Desee que dejase de mirarse así pero a la vez cada segundo necesitaba perderme más y más en sus ojos.
-Ha sido un día duro la verdad, y algo raro también – dijo mientras se apoyaba en el lavabo. Tiró un poco de mí, haciendo que soltase el picaporte y me quedara plantada en mitad del baño, sin saber a dónde mirar, qué decir o  hacer, quedando completamente desubicada. Todo esto era nuevo para mí y no sé si sabré acostumbrarme a ello. O si querré hacerlo.
-Te vi cuando estabas haciendo la audición. Estaba lejos y no sabía de quién era esa voz pero me encantó, me acerqué a ver a su propietaria y descubrí que eras tú. Pensé que ibas a ser una contrincante bastante difícil pero jamás imaginé que serias mi compañera. Todo esto es como un sueño y no quiero despertarme, solo quiero cantar, saltar, gritar, abrazar a todo el mundo. – No me podía creer que estuviese diciendo todo esto, se me está soltando demasiado la lengua.
-¿Y bailar? ¿No te apetece bailar?
-Eso ya no tanto, me da algo de vergüenza.
-¿Por algo en especial?
-No se me da demasiado bien y no quiero hacer el ridículo delante de la gente y ahora que estamos metidas en esto juntas me da miedo dejaros en ridículo. - Calló durante unos segundos en los que el silencio solo estaba interrumpido por el sonido del agua de las cisternas, detalle que no mitigó que se hiciesen interminables. Seguro que pensaba que era patética o algo por el estilo. – Si ya sé lo que piensas, es un gran problema para todas.
-No, no pensaba eso en absoluto – dijo mientras reía de forma dulce – estaba buscando las palabras para decir esto sin que parezca una ególatra.  A ver, no soy una experta ni nada de eso pero he dado algunas clases y no se me da del todo mal eso de bailar, si quieres estoy dispuesta a ayudarte, de forma totalmente desinteresada claro.
-¿De verdad harías eso por mí? – No podía creer lo que estaba escuchando, simplemente no podía.
-Apenas te conozco y ya te has convertido en compañera y casi en mi hermana ya, cualquier cosa que pueda hacer por ti sería pequeña. – Al decir aquello sentí un pinchazo en mi pecho aunque no comprendía la razón. Por otro lado me encantó que quisiera volcarse conmigo de ese modo, me entraron unas ganas tremendas de abrazarla y así lo hice. Me lancé a sus brazos tan precipitadamente que no tuvo tiempo para reaccionar y con tanta fuerza como para hacerle un poco de daño con el saliente del lavabo.
-¡Auch! Eso duele…
Me retiré rápidamente de ella por un acto reflejo ya que lo último que quería era hacerle daño, me miró a los ojos y me sonrió de forma tierna tras mi comportamiento.
-No te preocupes, es un dolor agradable. Dijiste que tenías ganas de abrazar a todo el mundo, no sé si yo lo mereceré pero también me apetece uno. Ha sido un día repleto de emociones y creo que ya necesitamos algo de calma.
-¿De verdad lo quieres? – Aún me pregunto cómo he sido capaz de decir la frase entera y sin tartamudear. No me podía creer que una chica tan espectacularmente guapa y con una voz tan maravillosa, con la que había soñado y cuyos ojos ocupaban mi mente todo el tiempo calmando mis pensamientos, incuso durante los momentos más agitados, me estuviera diciendo eso.
-Por supuesto, solo si tú sigues queriendo.
-Eres increíble.
-Aún no lo sabes, no me conoces.
-Sí, lo sé pero una parte de mí me dice que lo eres y lo poco que me has dejado ver de ti no me da motivos que me lo rebata.
Esta vez fue ella la que se lanzó extendiendo sus brazos para rodear mi cuerpo, repitiendo la escena que yo originé momentos antes. Lo hizo con la fuerza suficiente como para que, desprevenida, mis pies se tambaleasen y retrocediesen unos centímetros, los suficientes como para que mi espalda chocase contra el marco de la puerta roja del baño en el que había estado yo antes pero no con la suficiente potencia como para hacerme daño. Reconocí de nuevo su olor que ya me resultaba tan familiar y me dejé invadir sin oponer ninguna clase de resistencia notando una sensación de relajación que jamás había pensado que podría sentir. Noté mis ojos cerrarse sin poder controlarlo, mis manos extenderse para ocupar la mayor cantidad posible de su espalda y la tensé para así sentirla más cerca, aunque solo fuera un milímetro más, no entendía porque sentía que no estaba aún lo suficientemente cerca, porqué cada micra de su cuerpo que no tocaba el mío, cada hilo de nuestra ropa que se encontraba entre nosotras era un abismo. Se separó de mí al vibrarle el móvil, era un mensaje y aunque no pude ver de quien era si pude ver el nombre de la persona, ‘Luis’. ¿Sería su amigo, su novio o su hermano? ¿Algún familiar quizás? Al ver quien era me miró y luego regresó la vista al teléfono lo que me hizo sentir que yo sobraba ahí.
-Me voy con las chicas que van a pensar que nos hemos perdido y no creo que debamos empezar la relación con mal pie. – De nuevo cuando tenía el picaporte en la mano volvió a cogerme del brazo y  me hizo girarme sobre mis pies para quedar mis ojos frente a los suyos. Intenté fingir una sonrisa pero no estoy segura de sí lo conseguí o de sí me salió de verdad. - ¿Algún día vas a dejarme salir de aquí? Creo que la próxima vez que te acompañe al baño me traeré un saco de dormir. – Mi risa nerviosa y estridente inundó el baño y me sentí como una idiota por ello.
-Bueno – dijo intentando parecer seria aunque un gesto pícaro amenazaba con asomarse en su cara – creo que no sería mala idea aunque, en cualquier caso, soy yo la que te he acompañado hasta aquí para que no te perdieras. – Me dio un beso en la mejilla y me abrió la puerta para que saliera. – Adelante señorita, las damas primero.
Al salir tropecé con algo que había en el suelo, ella me sujetó para no caerme al suelo.
-Más que señorita debería llamarte damisela en apuros, te tropiezas con la raya de un lápiz.
-No es cierto, ha sido con un saliente. – Me di la vuelta para mostrárselo pero lo único que había era un poco de cemento entre la transición de una baldosa azul del baño a una beis que cubría el resto del local. Llevaba razón, era una torpe y no había nada con lo que tropezarse pero aun así le eché un poco de teatro, para hacer la broma. – ¿Ves esa enorme placa de cemento que hay ahí? – Dije señalándolo - ¿Cómo pretendes que no me choque con eso? ¡Me está mirando mal!
-Eres malísima para las bromas – rio mientras me revolvió el pelo como un hermano mayor haría con su hermana pequeña. Tras eso me cogió del brazo. – Ven aquí anda que no quiero tener ni una compañera coja ni tener que molestar a los servicios de urgencia.
Cuando llegamos las tres estaban riendo a carcajadas y una de ellas estaba incluso roja. Creo que su nombre era Dinah pero no estaba segura, al parecer las bromas no era lo único que se me daban mal.
-El café se os debido quedar frio chicas, si queréis  pido que os lo calienten.
-No Ally no te preocupes, por mi parte está bien así y Camila no ha pedido nada.
-Estupendo entonces. Ya tenemos planes para toda la noche pero no sabemos que opinareis.
-Si es salir de fiesta yo me apunto. – Dije levantando la mano como si estuviese bailando mi canción favorita en la discoteca. Todas se rieron ante mis gestos y no pude evitar avergonzarme, por lo que rieron aún más. Parte de la gente que se encontraba allí se giró para mirarnos por aquel escándalo innecesario.
-Aquí la señorita se apunta a un bombardeo – tengo que reconocer que me gusta un poco que me llame “señorita”, pero solo un poco. – Sorpréndeme, ¿qué lugares vamos a arrasar?
-Iremos a cenar a un restaurante que no queda excesivamente lejos de aquí y como ha sido un día muy intenso iremos al hotel después de eso para jugar a ‘Verdad o Prueba’, así nos conoceremos mejor y de forma más rápida.
Una sonrisa pícara se dibujó en el rostro de Lauren, cargada de un significado que no pude adivinar
-Me gusta eso del juego, siempre pasan cosas interesantes cuando se hacen cosas como esas.
-¿Experiencia o intuición? – Le pregunté siguiéndole el juego.
-¿Qué pasará si te dejo con la duda?
-Que puede que me ponga a hacer pucheros aquí y ahora mismo.
-¡Oh no! – Dijo dramatizando más de lo estrictamente necesario – Por favor no hagas eso, no por mi sino porque la amable gente de este local ya ha tenido bastantes sobresaltos contigo hoy. -No pude evitar soltar una sonora carcajada que retumbó de nuevo en el lugar, no podía rebatirle eso, llevaba razón.
-Pues que se preparen para cuando sea famosa.
-Entonces el mundo temblara, ya te lo digo yo.
-Seguro que tú ya lo haces y sin ayuda de la fama. – Una completa cara de póker se apoderó de su expresión, la cual quedó completamente inexpresiva. – Estoy bromeando, no te preocupes. Como has podido comprobar mi sentido del humor es algo…
- ¿Especial? ¿Diferente? – Intervino Normani.
-Yo iba a decir raro pero esos calificativos también valen. – Todas se rieron ante aquel comentario de Lauren.
- ¿Puede usted, si es tan amable, dejar de meterse todo el día conmigo, por favor?
-Por supuesto su majestad.  Aunque ya que se pone en plan quisquilloso debo informarle de que no llevo metiéndome con usted todo un día porque apenas la conozco desde hace un par de horas. Lamento desilusionarla. – Le saqué la lengua como si me fuese la vida en ello y le intenté hacer cosquillas aunque no funcionó demasiado bien y acabó haciéndomelas ella a mí.
- Vale, vale tú ganas pero suéltame ya. Y no son dos horas, son tres horas y diez minutos ya. – Me hizo burlas y puso caras, fui a contestarle justo en el momento que Dinah habló.
-Bueno tortolitas creo que tendríamos que ir yendo al restaurante antes de que sea más tarde.
Todas nos levantamos y salimos de allí. El lugar al que nos dirigíamos estaba más lejos de lo que me esperaba pero de igual manera se me hizo corto. Estuvimos todo el tiempo hablando sobre nosotras. Me di cuenta de que Dinah estaba loca, siempre hacía cosas para que nos riéramos y siempre lo conseguía, Normani era siempre muy correcta y las palabras de ánimo eran lo suyo, Ally era muy dicharachera a la par que madura y había adoptado el roll de madre sin ni siquiera darse cuenta, Lauren por su parte destacaba por su particular y siempre correcto uso del vocabulario, tan culto y formal pero a la vez conseguía que pareciera descuidado, y eso por no hablar de sus ojos, su tez pálida que destacaba con su pelo negro y su sonrisa angelical. Si algo había aprendido en esta cena era que con ellas aburrirse no estaba permitido. Todo fue tan fluido que parecía que nos conociésemos de toda la vida. Ally, quién estaba a mi lado, me regañó por beber un par de tragos de su copa de vino ya que decía que era muy joven aún para eso, lo que no sabía es que Dinah y yo habíamos planeado comprar  algún licor y beberlo en la habitación entre todas para que se nos soltase un poco la lengua.
Cuando estábamos llegando al cuarto donde íbamos a dormir ella la sacó de su chaqueta y cuando la mayor la vio nos amenazó seriamente con dejarnos durmiendo en la moqueta del pasillo, suerte que Lauren y Normani intercedieron por nosotras como si unas hermanas intentan proteger a otras de que su madre las castigue.
Cuando llevábamos casi media botella entre las cinco la cosa comenzó a ponerse interesante, aunque sobra decir que ninguna estábamos borrachas.
-Camila, te toca a ti. ¿Verdad o Prueba?
-¿Puedo cambiar de una a otra si no me convence?
-¿No es eso lo que llevas preguntando y haciendo durante todo el juego? – Me contestó Dinah con tono escéptico.
-También es verdad. Venga, preguntar alguna que no sé a quién le toca.
-Creo que le toca a Lauren.
-No importa, le paso el turno a Normani que ella me lo cedió antes a mí.
-Muchas gracias cielo. – Le pasó un brazo por el hombro y la acercó a su mejilla. – Vamos a ver que puedo preguntarte – dijo dubitativa – vale ya lo tengo: detalles sobre tu primer beso.
-¡¿Qué!? Quiero decir, eso es muy personal.
-Siempre podrás pedir una prueba en lugar de contestarme.
-Venga chicas pasárselo por esta vez, está sufriendo. – Lauren intentó ayudarme y se lo agradecí con la mirada, eso era todo lo que podía hacer en aquel momento pero de nada sirvió y Dinah junto con Normani se pusieron a gritar.
-¡Prueba! ¡Prueba! ¡Prueba!
-Vale, vale, lo acepto pero callaos o despertareis a todo el hotel. ¿Con qué habéis pensado torturarme ahora?
-Ya lo tengo pensado – intervino Normani.
-Pero tendrás que ir al baño para que lo planeemos bien y se lo contemos a las chicas. – Terminó Dinah.
-Esta me la vais a pagar, no sé cuándo ni como pero yo os lo advierto. – Resignada y con cierta mirada asesina dirigida a las autoras confesas de mi actual suplicio. - ¿Sabíais que no iba a contestar, verdad?
-No, pero sabíamos que habría al menos una más a la que no lo hicieras. Lo hemos guardado para el final para darle más emoción.
Suspiré y me metí en el baño. Una vez dentro intenté escuchar algo pero nada, solo unos murmullos ahogados y risas malvadas, casi macabras. Lauren elevó la voz un poco, no sé si a causa de la sorpresa o de la desaprobación.
-No, no, no, no y no. No podéis hacerle eso.
-Claro que podemos, si es una tontería, una inocentada sin maldad. Como si tú nunca hubieras hecho lo que estamos haciendo nosotras ahora.
-Sí, pero…
-Nada de peros, lo vas a hacer tú de hecho, por quejarte.
-No, eso sí que no. Dinah no me hagas esto.
-Venga, venga no es para tanto y una prueba no se discute, las normas son las normas. Ve a llamarla anda.
Tres toques en el lado opuesto de la puerta, donde yo tenía apoyada la oreja, me sobresaltaron hicieron que me echase hacia atrás, con tan mala suerte de que me enredé con la alfombra de la ducha y caí de culo al suelo.
-¿Qué haces ahí?
-Estaba haciendo yoga que es muy relajante.
-¿Te has vuelto a caer, verdad?
-Técnicamente hoy no me había caído aún.
-Sí, porque yo te sujeté. Ven aquí anda, levanta y vamos que están deseando regodearse en su triunfo. – Me ofreció sus manos para levantarme del suelo. – Quería pedirte disculpas por lo que va a pasar ahora, te juro que he intentado oponerme pero no me han hecho caso.
-No te preocupes, quiero pensar que no es tan malo, tampoco es que sean unas pequeñas terroristas.
-Bueno, no te creas que les falta mucho.
-Que exagerada eres. Sea como sea gracias por intentar intervenir por mí.
-No es nada. Vamos.
Cuando salimos sentí las miradas de las tres muchachas clavadas en nosotras, observando cada paso, cada gesto, con una sonrisa dibujada en los labios, una con muchas segundas intenciones.
Me pidieron que me sentase y me taparon los ojos con algo de tela para que no pudiese ver nada.
-¿Estás preparada Camila?
-No lo sé pero hacerlo ya antes de que me arrepienta, salga corriendo de aquí, me tropiece por las escaleras y caiga mi muerte sobre vuestras conciencias.
-Entonces sí que serían unas pequeñas terroristas.
-Lauren, menos palabras y más morritos.
-¡Calla Hansen!
De pronto noté una presencia que se acercaba a mí y ya que no podía usar los ojos puse mi atención en mis otros sentidos. Su voz que sonó distante de mi antes sonaba ahora cerca, muy cerca, susurrándome en el oído y erizando mi piel sin darse cuenta.
-Lo siento, de verdad.
-No te preocupes, seguro que no tiene importancia.
Su aliento desapareció de mi cuello pero seguí notando su presencia justo enfrente mía, empecé a ponerme nerviosa y a morderme el labio como de costumbre. Esta vez fue Normani quien habló.
-No te lo muerdas o no dejaras a Lauren hacer su trabajo.
-¡Normani! En serio chicas no lo hagáis más difícil, por favor.
Aquellas palabras me dejaron atónita, no estaría insinuando que me iba a…De pronto lo sentí, fue un beso rápido, muy rápido, apenas un simple roce de sus labios con los míos que llenó mi estómago de unas mariposas que nunca antes había sentido acompañada de una descarga eléctrica que despertaron en mí el impulso de lanzarme a ella pero que por suerte pude reprimir. Creo que esta noche me costará dormir un poco.
-¿Ya estáis contentas?
-No. – Contestó Dinah – ¿A eso le llamas tu besar?
-No pretenderás encima que se lo dé con lengua encima.
-No, con lengua no que aún es muy pequeña. – Intercedió Ally por mí esta vez. Su acento latino y su voz dulce eran inconfundibles.
-Agradecería que dejarais de hablar de mí como si yo no estuviera delante, gracias.
-Venga, un beso en condiciones y sin lengua y saldarás tu deuda.
Suspiró y refunfuñó algo inaudible incluso para mí. Note como se acercó y se colocó aún más cerca, agarrando el final de mi camiseta con sus manos y jugando con ella. Noté también como se erguía sobre sus rodillas y como su perfume me invadía de nuevo, como nuestras cabezas estaban a la misma altura, como se acercaba muy lentamente hacia mi boca, como aumentaba la presión sobre la tela que sujetaba en sus dedos, como comenzó a tirar de ella haciendo que yo hiciera el camino inverso que ella estaba realizando y provocando así que nuestras bocas se encontrasen antes en un beso nervioso por ambas partes. Para mí era el primero y estaba asustada, no quería hacerlo mal pero de pronto cuando sus labios descubrieron los míos esas mariposas se intensificaron por mil y la descarga eléctrica se convirtió en un trueno, uno que esa vez no quise parar. Fue en ese momento en el que ella se iba a separar en que mordí leve y disimuladamente su labio en señal de protesta por irse tan pronto, una que solo entendía yo, ella resopló y aunque no sabía que significaba estaba segura de que resignación no era. Entonces abrió aún más su boca y fue ahí cuando me capturó por completo, en todos los sentidos. Nuestros cuerpos se juntaban imperceptiblemente para la gente de fuera pero de forma muy llamativa para ambas. Mis manos se deslizaron hacia las suyas, agarrándolas con firmeza pero con cuidado de no apretar demasiado.
Juro que podría haberme quedado así durante años.


CONTINUARÁ

By: GOAT

jueves, 10 de abril de 2014

The X Factor - 240388 (Capítulo 1)

Habían pasado dos días desde que realicé la audición para el programa. Dos días en los que me centré en no pensar, el problema es que cuanto más lo intentaba menos lo conseguía. Jugué en el parque con Sofía y después la llevé a tomarse un helado porque el calor era sofocante.
Era por la noche y mañana tenía que ir al estudio para enfrentarme a la decisión del jurado, o entraba y era el mejor día de mi vida o me quedaba fuera y por cuestión de estadística eso era lo más posible. Pero eso no era lo único que ocupaba mi mente, unos ojos verdes en contraste con un pelo negro y unas facciones que se me antojaban perfectas se habrían paso desde lo más recóndito de mi mente como un torbellino y en cuestión de segundos lo invadían todo, quitándome el sueño pero relajándome al mismo tiempo, haciendo que cayera en la agitación y en los brazos de Morfeo y provocando así noches intranquilas y que mi cansancio aumentase con el paso de los días.
-Mila, venga Mila despiértate que papá y mamá ya te han preparado el desayuno y te están esperando.
No recordaba para que me tenían que esperar.
-Déjame Sofía, cinco minutitos más.
-Vas a llegar tarde y ya sabes que a Demetria no le gusta que le hagan esperar.
Como un resorte me levanté de la cama al oír aquello, no podía creérmelo, el día más decisivo de mi vida y casi me quedo dormida por esa…240388. Y lo más increíble de todo es que ni siquiera me sabía su nombre, de locos.
Me vestí rápido y cuando baje me encontré a mis padres abajo con gesto de estar casi tan nerviosos como yo.
-Buenos días, perdón por no ayudar a hacer el desayuno, no he dormido muy bien. – O mejor dicho, no me han dejado dormir muy bien.
-No te preocupes cielo – me contestó mi madre – nos hacemos cargo, de hecho prefiero eso a que no hubieras pegado ojo en toda la noche.
-Siempre podré ponerme un poco de pegamento si de eso de trata. – Reí pero lo hice sola ante los ojos de mis padres.
-Tienes un sentido del humor pésimo, menos mal que lo compensas con tu preciosa voz y tu forma de ser que sino pobre chico el que se enamorara de ti.
-Bueno, tampoco hay prisa para eso, ¿verdad Mila? – Intervino mi padre – no necesitas a los chicos ahora mismo.
Debería haberme hecho la enfadada, o regañarles por meterse con mi peculiar sentido del humor, o por ser tan proteccionistas conmigo pero en lugar de esto me lancé en brazos de ambos, esa seguía siendo la única manera de sentirme completamente protegida. Al menos por ahora.
-Os quiero, os quiero mucho.
-Y nosotros a ti, cielo. Y venga, que al final vamos a llegar tarde.
Durante el trayecto me iba tensando cada vez más y más, empezaba a estar realmente atacada.
Cuando llegué me pasaron sin más preámbulo al escenario donde la gente comenzaba ya a acumularse. En el fondo me sentía mal por todas aquellas personas porque sabía que estaban exactamente igual que yo. Los jueces no tardaron mucho en llegar y todo ocurrió de forma rápida, aunque no todo lo rápida que me hubiese gustado.
-Chicos y chicas, muchas gracias a todos por venir y participar – comenzó Simon – sois todos geniales y ojala os pudiéramos hacer un hueco aquí a cada uno de vosotros pero sabéis que no es posible. A continuación diremos los nombres de las personas que se quedan pero si vuestro nombre no está en la lista no desesperéis, llegar hasta aquí ya es todo un logro y eso indica que tendréis una segunda oportunidad en este mundo.
Los nombres comenzaron a fluir por su boca, ninguno familiar, ni rastro del mío y fue en ese momento cuando las lágrimas que llevaban gestándose en mis ojos durante días salieron sin que tuviera ningún control sobre ellas. Nos mandaron a una especie de jardín que había fuera del recinto pero bien podrían haberlo hecho al mismísimo infierno que me daría igual. Me sentía completamente destrozada, como si fuese a caer por un precipicio sin fin.
Me encontraba sentada en aquel, lugar rodeada de césped y gente, cuando una trabajadora no muy alta y rubia se acercó a nosotros.
-A ver chicos, por favor, escucharme. Los jueces me pidieron llamar a las siguientes personas para que vuelva al escenario.
Mi nombre fue de los primeros. No sabía si eso era bueno o malo pero una mota de esperanza de encendió dentro de mí. Lo suficiente como para obligarme a aplacar las lágrimas que seguían corriendo con mis mejillas. No miré a nadie, llevaba la vista clavada en mis zapatillas rosas cuando más gente comenzó a entrar de nuevo. Era la tercera vez que estaba en aquel lugar y aunque deseaba no bajarme de allí y que viniesen muchas ocasiones a partir de aquí también me daba pánico y llevarme otra desilusión.
De pronto me quede helada, a las cuatro chicas que entraron a continuación les indicaron que se pusieran a mi lado, me sonaba haberme cruzado con algunas o algo más con otras. Al otro extremo se puso una chica muy alta, a su lado una chica de piel más oscura pero igual de guapa que el resto, al lado de ésta se encontraba una chica bajita y con rasgos latinos. Quien había a mi lado era ya otra cuestión. El mar de ojos verdes, 240388 o cómo demonios se llamase esa muchacha se encontraba a mi lado. Vestía una camiseta roja muy bonita, unos vaqueros ajustados y unos zapatos. Sin duda este día se estaba convirtiendo en algo irreal. Mientras que todas estábamos hechas un manojo de nervios ella tenía una apariencia casi impasible cuando Simon se volvía a dirigir a nosotras.
-Como ya dije en el momento que realizasteis vuestras respectivas audiciones tenéis unas voces maravillosas y este programa no quiere dejaros pasar. No podemos dejar que entréis de forma individual pero en cuatro días haréis una actuación privada en mi propia casa y con un juez invitado especial. Bienvenidas a esta nueva oportunidad chicas.
No me lo podía creer, todo sucedió en tan solo unos segundos pero me pareció una eternidad. La chica que se encontraba en el medio, la de aspecto latino, comenzó a dar saltitos y a agarrarse a la chica que tenía al lado, que estaba con cara de estupefacción y que la cogió a ella y a la chica alta del extremo que se pusieron a saltar uniéndose a mí, que no pude evitar hacerlo también antes aquellas palabras, quería tocar el cielo pero lo mejor era que el cielo se encontraba ahora mismo en el suelo, lo habíamos conseguido. La persona que había a mi lado, es decir, La Chica, también se libró de esa apariencia tranquila y se puso a dar saltos, debíamos parecer canguros en ese momento y debía resultar ridículo vernos pero me daba igual, lo había conseguido, todas lo habíamos hecho. Las tres vinieron corriendo a darnos un abrazo y fue en ese momento cuando sentí que nos habíamos convertido amigas sin saber ni nuestros nombres pero que dentro de nada seríamos como hermanas. No fue eso lo único que sentí, noté su mano tocar mi brazo, buscándome y llevándome hacia ella y hacia ellas, en el abrazo colectivo me pasó su brazo y rodeó mi menudo cuerpo, el cual ahora mismo me parecía insignificante, con él. Las mariposas en el estómago florecieron en ese momento a causa de toda la emoción contenida durante todo el día pero no fue lo único, las lágrimas volvieron a recorrer un camino que ya tenían bien aprendido solo que esta vez eran de alegría y de asimilación.
-Esta noche antes de volver al hotel que nos asignen nos vamos a ir de fiesta para celebrar todo esto y no se hable más – dijo medio balbuceando la chica de aspecto latino -  no se ni como os llamáis y ya siento que os quiero, mis niñas.
Todas asentimos y la acuchamos fuerte. Nos dijeron que nos fuéramos de allí y nos dirigieron hacia el salón donde se encontraban nuestras familias juntas y lo habían visto todo. Me tiré corriendo a abrazar a mis padres y a mi hermana, les brillaban los ojos desprendiendo orgullo y felicidad por lo que había logrado. De reojo pude ver a esa chica de cabello negro azabache siendo aupada por un chico, en un primer momento irracional sentí una punzada irracional y mi carácter cambió, tan solo durante un segundo, hasta que el que supuse que era su padre informó a su oyente furtiva que ese muchacho era su hermano, noté como una ola de alivio arrasaba mi cuerpo.
-Oye Mila – me instó mi madre - ¿por qué no vais a tomar algo y así os conocéis? El equipo nos ha dado la dirección de hotel y dormiréis todas en la misma habitación. Salid por ahí y disfrutar del día y la noche que os lo merecéis, nosotros os colocamos las cosas.
-Muchísimas gracias por todo, a los dos, de verdad.
-De nada hermanita – ironizó Sofía.
-Perdón canija, a los tres. Sois increíbles y este es el mejor regalo de una “quinceañera party” que nunca nadie haya recibido. Esto es gracias a vosotros.
-Ven aquí mi niña – y mi madre me envolvió con sus brazos. Noté como mi hombro se humedecía al contacto con su cara, posiblemente ella lo había pasado incluso peor que yo por lo que también necesitaba descargar tensiones. – Estoy muy orgullosa de la mujer en la que te estás convirtiendo, en momentos como estos doy gracias por haber salido de Cuba y México pese a todos los riesgos y penurias que tuvimos que pasar. Te quiero mucho mi niña, mucho.
Sé que te llamen “mi niña” con quince años puede resultar raro e incluso incomodo a otras chicas de mi misma edad pero a mí me encanta, me hace sentirme protegida y no hay nadie mejor que ella para decirme eso. Al menos por ahora.
-Bueno que, chicas, vamos a tomar algo, necesito por lo menos conocer los nombres de mis futuras hermanitas – la chica latina volvió a sacarme de mis pensamientos con esa ternura ya tan propia de ella.
Cuando consiguió reunirnos a todas salimos en busca de una cafetería ya que necesitábamos un lugar tranquilo para poder hablar más distendidamente.
El trayecto fue corto y sin nada reseñable salvo que yo iba en un extremo y un chico que pasó como una exhalación me desequilibró haciendo que chocase contra la chica con la piel algo más oscura y con una belleza digna de resaltar. La chica alta soltó unos cuantos improperios para defenderme mientras la chica latina, que se encontraba en medio, intentaba calmarla. La Chica iba al lado de la alta, casi en el otro extremo de mi posición, pero aun así pude ver como se giró para fulminarle con la mirada. He de reconocer que me sentí muy halagada en aquel momento. Al entrar en el primer pub que vimos ella se sentó a mi lado, por una parte quise creer que era una magnífica casualidad ya que me relajaba estar cerca de ella pero por otra no me caracterizaba por ser una chica que creyese en las casualidades.
Durante unos segundos se produjo un silencio algo incómodo y como siempre, lo deshizo la misma persona.
-Bueno empiezo yo. Me llamo Allyson Brooke Hernández pero podéis llamarme Ally. Tengo 19 años y vengo de San Antonio en Texas, por lo que, como ya habréis deducido soy medio latina de sangre caliente.
Todas nos echamos a reír frente aquella ocurrencia y más cuando ella al principio no comprendió el por qué. Intento excusarse pero el daño estaba hecho. Después de intentar calmarnos siguió la chica alta.
-Yo soy Dinah Jane Hansen, de Santa Ana en California y tengo 15 años. Empecé en esto de la música de pequeña porque quería impresionar a mi madre pero poco a poco se ha convertido en lo único que quiero hacer a lo que me quiero dedicar, es mi sueño.
-Oh eso es muy bonito – dijimos todas al unísono, ella se nos quedó mirando con cara de póker.
-Yo soy Normani Kordei Hamilton, 16 años. Nací en Georgia pero desde hace unos años vivo en Houston. Entre mi mezcla de rasgos se encuentra el africano y por eso este color de piel.
-Creo que hablo por todas – no pude evitar intervenir – cuando digo que nos da igual tu color de piel, tan solo tu voz y tu personalidad y si estás aquí es porque ambas cosas deben ser realmente buenas.
Todas asintieron rápidamente, sin dudar, lo que la hicieron sonreír y la verdad, tenía una sonrisa preciosa.
-Creo que es mi turno. – Casi me caí de la silla al darme cuenta quien hablaba, por lo que ahora me fijaba en un detalle, había oído su voz cantando pero no hablando, todo lo contrario que con el resto. – Mi nombre es Lauren Michelle Jauregui pero con que me llaméis Lauren es más que suficiente. Tengo raíces españolas pero soy cubana y actualmente resido en Miami. – Al escuchar eso me giré tan rápido para mirarla que me tuve que apoyar en ella para no darme de bruces contra el suelo, de hecho y para ser exactos, ella me sujeto agarrándome por la cadera. - ¿Hay algún problema en que sea de Miami? – me pregunto en parte curiosa y en parte con precaución.
En ese momento era el centro de las miradas de las cuatro chicas y de la mitad de las personas que se encontraban a mí alrededor, haciendo así que me ruborizase
-Yo…esto… - no sabía que decir, estaba muy avergonzada y necesitaba un empujón, uno que llegó.
-No te preocupes – me dijo Lauren – no te voy a comer. La actitud ha sido rara, no lo discuto pero sé que no iba a malas – dijo mientras apoyó una mano en mi pierna para darme ánimos y pasando también por mi mano, que se encontraba apoyada en ella.
-Que tierna, muchas gracias - ¿Tierna? ¿De veras había dicho tierna? Muy bien Camila, punto para ti – Veréis, me llamo Karla Camila Cabello pero no me gusta demasiado que me llamen Karla. Soy de descendencia cubana y mexicana y también resido en Miami, por eso me he sorprendido y perdón si me he excedido en mi comportamiento, es solo que no me esperaba a nadie por allí aquí.
-No te preocupes - me dijo sonriendo de esa forma tan perfecta y angelical – de haber sido al revés yo no habría actuado de manera muy diferente.
Me odié en ese momento al imaginarme la cara de tonta que debía tener así que decidí despejarme un poco, necesita un momento a solas y no se me ocurrió ninguna excusa mejor.
-Necesito ir al baño un momento, si os parece bien decirme qué queréis y cuando vaya de paso se lo pido al camarero.
-Camila, ¿te importa que vaya contigo? Yo también quiero pasar al baño y así ya de paso te ayudo con los pedidos.
No podía ser verdad, yo quería huir de las emociones durante un momento y Lauren se quería venir conmigo, ella que era la fuente de esas emociones. Pero sin duda lo peor no era eso, lo peor es que quería que se viniese, quería hablar con ella y conocerla, quería seguir perdiéndome en sus ojos para encontrarme en su sonrisa.
-Claro, no importa. Además hoy no sé si yo sola sería capaz de retener dos clases diferentes de cafés en mi cabeza así que no solo te lo agradezco yo sino seguro que ellas también – y volvió a sonreír, esta vez fue leve e inocente, pero suficiente para que se me contagiase.
Las chicas nos dijeron lo que querían y como yo predije, se me olvidó que quería tomar Dinah por lo que Lauren me salvó en cuello. Después de eso fuimos al baño. Yo me quedé casi cinco minutos sentada entre la seguridad de esas tres paredes y la puerta. Ella lejos de enloquecer y aporrearla como yo habría hecho a los dos, no hizo ni un mísero ruido, tanto es así que llegué a pensar que se había ido hasta que escuché un suspiro procedente de su interior, de esos que te oprimen. Cuando salí miré hacia adelante esperando encontrarla en los lavabos pero no estaba allí, me giré hacia mi derecha, tampoco había rastro de ella. Fue al hacerlo a mi izquierda cuando me topé con sus ojos verdes a escasos centímetros de los míos, de mis labios a escasos centímetros de los suyos, de nuestros cuerpos casi tocándose.

CONTINUARÁ

By: GOAT

viernes, 4 de abril de 2014

The X Factor - 240388 (Prólogo)

Por fin había llegado el gran día. Cuando mi madre me preguntó que quería que me regalase por mi quincuagésimo cumpleaños no me lo pensé dos veces, sin duda quería ir a una audición de Factor X. Cantar siempre había sido mi sueño y estaba dispuesta a luchar por él me costase lo que me costase y todo fue más fácil cuando me dijeron que me llevarían si lo deseaba de verdad, ella sabía de sobra que lo era desde que era muy muy pequeña.
Antes de que sonara el despertador ya había hecho mi cama y me iba a vestir. Llevaba días intentando encontrar el vestuario más adecuado pero ninguno me parecía suficientemente bueno, quería ir perfecta. Al final me decidí por unos pantalones blancos que estaban casi nuevos, una camisa de un color rosáceo o rojo, nunca lo había llegado a identificar del todo, junto con una camisa vaquera. No soy muy supersticiosa pero cada vez que hacía un examen con esa ropa siempre sacaba buenas notas por lo que, por intentarlo, no perdía nada.
Para cuando mis padres estaban terminando de vestirse yo ya estaba en el coche, con el cinturón puesto y los cascos a todo volumen para relajarme y concentrarme pero sin cantar, no quería dañarme la garganta justo hoy. Puse la lista en aleatorio pero igualmente pasé las canciones hasta que sonase una que quisiese escuchar, algo muy típico en mí. Esta vez le tocó el turno a They Don't Know About Us de One Direction. Ellos me gustan mucho, en cierto modo creo que ver su paso por el lugar al que yo me iba a dirigir en breves me animó a participar y me dio algo de la seguridad que necesitaba, por otro lado, no estaba segura de la razón pero esa canción me transmitía muchísimo, como si contara una parte de mí vida que ni siquiera yo sabía que tenía. La calidad no era demasiado buena porque aún no había salido la versión oficial del disco pero aun así en tan solo unos días ya era una de mis canciones más reproducidas.

En el estudio donde se realizaban las audiciones estaba todo lleno de técnicos, cables y miedo, mucho miedo. Me mandaron a un camerino, compartido con otras muchachas que también se iban a presentar, para dejar mis cosas. Mis padres fueron a una especie de salón precioso, con paredes de cristal traslúcido, mientras yo me daba los últimos retoques. Iba tan ensimismada en mis cosas que cuando fui a entrar me di bruces contra una chica de mares verdes por ojos. No me fijé en nada más porque no pude hacerlo, ella intentaba pasar pero yo se lo impedía  ya que no reparé en nada hasta que me sonrió tímidamente, agachó la cabeza y se puso de lado para caber por la puerta que yo continuaba taponando. Al hacer eso me giré para observarla, llevaba una blusa azul clara y unos vaqueros más oscuros, un pelo larguísimo que le llegaba casi por la cintura. Se le cayó algo de las manos y tuvo que girarse levemente hacia mí, lo que me permitió leer el número que llevaba, 240388, eso era todo lo que sabía sobre ella, seis escuetas cifras, seis números que no me decían nada sobre ella pero que me hicieron sentir como si lo supiera todo. Un hombre, supuse que sería un realizador, se acercó a donde estábamos todos sacándome así de mi ensimismamiento y haciendo volver a la realidad con tanta rapidez que todos los nervios me vinieron de golpe, formando un nudo en mi estómago y otro en mi garganta. Empezaba nuestro turno de actuaciones. En lugar en el que teníamos que esperar a que nuestra oportunidad llegara había una televisión para ver al resto de participantes aunque a partir de la segunda decidí que eso solo hacía que mi ansiedad aumentara por lo que me decidí a dar una vuelta pero sin alejarme demasiado. Seguía oyendo los diálogos en lo que en aquel momento me parecía un aparato infernal. Estaba a punto de arrancarme la piel del labio de tanto mordérmelo cuando una canción de Alicia Keys llamó mi atención, me sabía cada estrofa de If Ain't Got You por lo que pude reconocer que no era su voz la que me deleitaba con esa letra, no, me pareció una voz potente pero no rasgada sino dulce, madura, profunda...transmitía mucho con muy poco, no tenía duda de que ella sería una rival dura por lo que me acerqué al lugar del que me había apartado minutos atrás para observarla. En el trayecto agudicé el oído y oí que los jueces le decían lo que yo había pensado momentos atrás sobre su voz. Al llegar ella ya se estaba bajando del escenario. Podría haber jurado que estaba loca en aquel mismo momento porque no podía creer lo que mis ojos acababan de ver. O yo quería haber visto. Tan solo fue un instante, lo suficiente para ver una blusa azul clara balanceándose al son de su andar, emocionado por los halagos que había recibido momentos atrás, aunque más que andar casi corría. No la conocía y ya me había sorprendido dos veces en tan solo un día.

Mi actuación llegó antes de lo que esperaba, llevaba meses preparando esa canción de Aretha Franklin. El nudo que llevaba sintiendo desde hace días y que aumentaba presionándome más y más el pecho, como pasaba siempre que me enfrentaba a un reto que me daba pánico, desapareció cuando empezó a sonar la música, simplemente se esfumó dejándome la libertad para realizar la mejor actuación de todas las que había hecho durante las últimas semanas. El público enloqueció al oír mi voz eso me dio todavía más fuerza. Pase de tener la sensación de que el escenario me iba a comer a arrasar por él porque la que estaba ahí arriba, intentando cumplir su sueño, era verdaderamente yo, me sentía completa y feliz. Creo que los ídolos que se encontraban delante de mí haciendo su labor de ángeles o verdugos, depende para quien, notaron ese cambio en mi actitud, que fue de todo menos premeditado, y prácticamente tan sólo recibí  halagos y alguna que otra crítica constructiva que en verdad agradecía. Cuando bajé fui a abrazarme con mi familia, aún no podía creer lo que acaba de hacer y notaba como si mi vida entera empezase a dar un brusco giro, uno que llevaba mucho tiempo esperando.
Al salir de allí fuimos a casa y después de comer algo de pizza, una de mis comidas favoritas, me fui a dormir ya que llevaba unos días sin hacerlo mucho y estaba realmente cansada. Antes de hundirme en la calidez de las sabanas repasé el día, las sensaciones, los momentos...todo. Tras eso un mar verde me atrapó en mis sueños y me sumergió en la más absoluta calma, todo mi mundo estaba en paz en aquel lugar, nada malo podía pasarme allí.
Me pregunto dónde está el límite entre los sueños, la realidad y los deseos.

Continuará.


By: GOAT