jueves, 10 de abril de 2014

The X Factor - 240388 (Capítulo 1)

Habían pasado dos días desde que realicé la audición para el programa. Dos días en los que me centré en no pensar, el problema es que cuanto más lo intentaba menos lo conseguía. Jugué en el parque con Sofía y después la llevé a tomarse un helado porque el calor era sofocante.
Era por la noche y mañana tenía que ir al estudio para enfrentarme a la decisión del jurado, o entraba y era el mejor día de mi vida o me quedaba fuera y por cuestión de estadística eso era lo más posible. Pero eso no era lo único que ocupaba mi mente, unos ojos verdes en contraste con un pelo negro y unas facciones que se me antojaban perfectas se habrían paso desde lo más recóndito de mi mente como un torbellino y en cuestión de segundos lo invadían todo, quitándome el sueño pero relajándome al mismo tiempo, haciendo que cayera en la agitación y en los brazos de Morfeo y provocando así noches intranquilas y que mi cansancio aumentase con el paso de los días.
-Mila, venga Mila despiértate que papá y mamá ya te han preparado el desayuno y te están esperando.
No recordaba para que me tenían que esperar.
-Déjame Sofía, cinco minutitos más.
-Vas a llegar tarde y ya sabes que a Demetria no le gusta que le hagan esperar.
Como un resorte me levanté de la cama al oír aquello, no podía creérmelo, el día más decisivo de mi vida y casi me quedo dormida por esa…240388. Y lo más increíble de todo es que ni siquiera me sabía su nombre, de locos.
Me vestí rápido y cuando baje me encontré a mis padres abajo con gesto de estar casi tan nerviosos como yo.
-Buenos días, perdón por no ayudar a hacer el desayuno, no he dormido muy bien. – O mejor dicho, no me han dejado dormir muy bien.
-No te preocupes cielo – me contestó mi madre – nos hacemos cargo, de hecho prefiero eso a que no hubieras pegado ojo en toda la noche.
-Siempre podré ponerme un poco de pegamento si de eso de trata. – Reí pero lo hice sola ante los ojos de mis padres.
-Tienes un sentido del humor pésimo, menos mal que lo compensas con tu preciosa voz y tu forma de ser que sino pobre chico el que se enamorara de ti.
-Bueno, tampoco hay prisa para eso, ¿verdad Mila? – Intervino mi padre – no necesitas a los chicos ahora mismo.
Debería haberme hecho la enfadada, o regañarles por meterse con mi peculiar sentido del humor, o por ser tan proteccionistas conmigo pero en lugar de esto me lancé en brazos de ambos, esa seguía siendo la única manera de sentirme completamente protegida. Al menos por ahora.
-Os quiero, os quiero mucho.
-Y nosotros a ti, cielo. Y venga, que al final vamos a llegar tarde.
Durante el trayecto me iba tensando cada vez más y más, empezaba a estar realmente atacada.
Cuando llegué me pasaron sin más preámbulo al escenario donde la gente comenzaba ya a acumularse. En el fondo me sentía mal por todas aquellas personas porque sabía que estaban exactamente igual que yo. Los jueces no tardaron mucho en llegar y todo ocurrió de forma rápida, aunque no todo lo rápida que me hubiese gustado.
-Chicos y chicas, muchas gracias a todos por venir y participar – comenzó Simon – sois todos geniales y ojala os pudiéramos hacer un hueco aquí a cada uno de vosotros pero sabéis que no es posible. A continuación diremos los nombres de las personas que se quedan pero si vuestro nombre no está en la lista no desesperéis, llegar hasta aquí ya es todo un logro y eso indica que tendréis una segunda oportunidad en este mundo.
Los nombres comenzaron a fluir por su boca, ninguno familiar, ni rastro del mío y fue en ese momento cuando las lágrimas que llevaban gestándose en mis ojos durante días salieron sin que tuviera ningún control sobre ellas. Nos mandaron a una especie de jardín que había fuera del recinto pero bien podrían haberlo hecho al mismísimo infierno que me daría igual. Me sentía completamente destrozada, como si fuese a caer por un precipicio sin fin.
Me encontraba sentada en aquel, lugar rodeada de césped y gente, cuando una trabajadora no muy alta y rubia se acercó a nosotros.
-A ver chicos, por favor, escucharme. Los jueces me pidieron llamar a las siguientes personas para que vuelva al escenario.
Mi nombre fue de los primeros. No sabía si eso era bueno o malo pero una mota de esperanza de encendió dentro de mí. Lo suficiente como para obligarme a aplacar las lágrimas que seguían corriendo con mis mejillas. No miré a nadie, llevaba la vista clavada en mis zapatillas rosas cuando más gente comenzó a entrar de nuevo. Era la tercera vez que estaba en aquel lugar y aunque deseaba no bajarme de allí y que viniesen muchas ocasiones a partir de aquí también me daba pánico y llevarme otra desilusión.
De pronto me quede helada, a las cuatro chicas que entraron a continuación les indicaron que se pusieran a mi lado, me sonaba haberme cruzado con algunas o algo más con otras. Al otro extremo se puso una chica muy alta, a su lado una chica de piel más oscura pero igual de guapa que el resto, al lado de ésta se encontraba una chica bajita y con rasgos latinos. Quien había a mi lado era ya otra cuestión. El mar de ojos verdes, 240388 o cómo demonios se llamase esa muchacha se encontraba a mi lado. Vestía una camiseta roja muy bonita, unos vaqueros ajustados y unos zapatos. Sin duda este día se estaba convirtiendo en algo irreal. Mientras que todas estábamos hechas un manojo de nervios ella tenía una apariencia casi impasible cuando Simon se volvía a dirigir a nosotras.
-Como ya dije en el momento que realizasteis vuestras respectivas audiciones tenéis unas voces maravillosas y este programa no quiere dejaros pasar. No podemos dejar que entréis de forma individual pero en cuatro días haréis una actuación privada en mi propia casa y con un juez invitado especial. Bienvenidas a esta nueva oportunidad chicas.
No me lo podía creer, todo sucedió en tan solo unos segundos pero me pareció una eternidad. La chica que se encontraba en el medio, la de aspecto latino, comenzó a dar saltitos y a agarrarse a la chica que tenía al lado, que estaba con cara de estupefacción y que la cogió a ella y a la chica alta del extremo que se pusieron a saltar uniéndose a mí, que no pude evitar hacerlo también antes aquellas palabras, quería tocar el cielo pero lo mejor era que el cielo se encontraba ahora mismo en el suelo, lo habíamos conseguido. La persona que había a mi lado, es decir, La Chica, también se libró de esa apariencia tranquila y se puso a dar saltos, debíamos parecer canguros en ese momento y debía resultar ridículo vernos pero me daba igual, lo había conseguido, todas lo habíamos hecho. Las tres vinieron corriendo a darnos un abrazo y fue en ese momento cuando sentí que nos habíamos convertido amigas sin saber ni nuestros nombres pero que dentro de nada seríamos como hermanas. No fue eso lo único que sentí, noté su mano tocar mi brazo, buscándome y llevándome hacia ella y hacia ellas, en el abrazo colectivo me pasó su brazo y rodeó mi menudo cuerpo, el cual ahora mismo me parecía insignificante, con él. Las mariposas en el estómago florecieron en ese momento a causa de toda la emoción contenida durante todo el día pero no fue lo único, las lágrimas volvieron a recorrer un camino que ya tenían bien aprendido solo que esta vez eran de alegría y de asimilación.
-Esta noche antes de volver al hotel que nos asignen nos vamos a ir de fiesta para celebrar todo esto y no se hable más – dijo medio balbuceando la chica de aspecto latino -  no se ni como os llamáis y ya siento que os quiero, mis niñas.
Todas asentimos y la acuchamos fuerte. Nos dijeron que nos fuéramos de allí y nos dirigieron hacia el salón donde se encontraban nuestras familias juntas y lo habían visto todo. Me tiré corriendo a abrazar a mis padres y a mi hermana, les brillaban los ojos desprendiendo orgullo y felicidad por lo que había logrado. De reojo pude ver a esa chica de cabello negro azabache siendo aupada por un chico, en un primer momento irracional sentí una punzada irracional y mi carácter cambió, tan solo durante un segundo, hasta que el que supuse que era su padre informó a su oyente furtiva que ese muchacho era su hermano, noté como una ola de alivio arrasaba mi cuerpo.
-Oye Mila – me instó mi madre - ¿por qué no vais a tomar algo y así os conocéis? El equipo nos ha dado la dirección de hotel y dormiréis todas en la misma habitación. Salid por ahí y disfrutar del día y la noche que os lo merecéis, nosotros os colocamos las cosas.
-Muchísimas gracias por todo, a los dos, de verdad.
-De nada hermanita – ironizó Sofía.
-Perdón canija, a los tres. Sois increíbles y este es el mejor regalo de una “quinceañera party” que nunca nadie haya recibido. Esto es gracias a vosotros.
-Ven aquí mi niña – y mi madre me envolvió con sus brazos. Noté como mi hombro se humedecía al contacto con su cara, posiblemente ella lo había pasado incluso peor que yo por lo que también necesitaba descargar tensiones. – Estoy muy orgullosa de la mujer en la que te estás convirtiendo, en momentos como estos doy gracias por haber salido de Cuba y México pese a todos los riesgos y penurias que tuvimos que pasar. Te quiero mucho mi niña, mucho.
Sé que te llamen “mi niña” con quince años puede resultar raro e incluso incomodo a otras chicas de mi misma edad pero a mí me encanta, me hace sentirme protegida y no hay nadie mejor que ella para decirme eso. Al menos por ahora.
-Bueno que, chicas, vamos a tomar algo, necesito por lo menos conocer los nombres de mis futuras hermanitas – la chica latina volvió a sacarme de mis pensamientos con esa ternura ya tan propia de ella.
Cuando consiguió reunirnos a todas salimos en busca de una cafetería ya que necesitábamos un lugar tranquilo para poder hablar más distendidamente.
El trayecto fue corto y sin nada reseñable salvo que yo iba en un extremo y un chico que pasó como una exhalación me desequilibró haciendo que chocase contra la chica con la piel algo más oscura y con una belleza digna de resaltar. La chica alta soltó unos cuantos improperios para defenderme mientras la chica latina, que se encontraba en medio, intentaba calmarla. La Chica iba al lado de la alta, casi en el otro extremo de mi posición, pero aun así pude ver como se giró para fulminarle con la mirada. He de reconocer que me sentí muy halagada en aquel momento. Al entrar en el primer pub que vimos ella se sentó a mi lado, por una parte quise creer que era una magnífica casualidad ya que me relajaba estar cerca de ella pero por otra no me caracterizaba por ser una chica que creyese en las casualidades.
Durante unos segundos se produjo un silencio algo incómodo y como siempre, lo deshizo la misma persona.
-Bueno empiezo yo. Me llamo Allyson Brooke Hernández pero podéis llamarme Ally. Tengo 19 años y vengo de San Antonio en Texas, por lo que, como ya habréis deducido soy medio latina de sangre caliente.
Todas nos echamos a reír frente aquella ocurrencia y más cuando ella al principio no comprendió el por qué. Intento excusarse pero el daño estaba hecho. Después de intentar calmarnos siguió la chica alta.
-Yo soy Dinah Jane Hansen, de Santa Ana en California y tengo 15 años. Empecé en esto de la música de pequeña porque quería impresionar a mi madre pero poco a poco se ha convertido en lo único que quiero hacer a lo que me quiero dedicar, es mi sueño.
-Oh eso es muy bonito – dijimos todas al unísono, ella se nos quedó mirando con cara de póker.
-Yo soy Normani Kordei Hamilton, 16 años. Nací en Georgia pero desde hace unos años vivo en Houston. Entre mi mezcla de rasgos se encuentra el africano y por eso este color de piel.
-Creo que hablo por todas – no pude evitar intervenir – cuando digo que nos da igual tu color de piel, tan solo tu voz y tu personalidad y si estás aquí es porque ambas cosas deben ser realmente buenas.
Todas asintieron rápidamente, sin dudar, lo que la hicieron sonreír y la verdad, tenía una sonrisa preciosa.
-Creo que es mi turno. – Casi me caí de la silla al darme cuenta quien hablaba, por lo que ahora me fijaba en un detalle, había oído su voz cantando pero no hablando, todo lo contrario que con el resto. – Mi nombre es Lauren Michelle Jauregui pero con que me llaméis Lauren es más que suficiente. Tengo raíces españolas pero soy cubana y actualmente resido en Miami. – Al escuchar eso me giré tan rápido para mirarla que me tuve que apoyar en ella para no darme de bruces contra el suelo, de hecho y para ser exactos, ella me sujeto agarrándome por la cadera. - ¿Hay algún problema en que sea de Miami? – me pregunto en parte curiosa y en parte con precaución.
En ese momento era el centro de las miradas de las cuatro chicas y de la mitad de las personas que se encontraban a mí alrededor, haciendo así que me ruborizase
-Yo…esto… - no sabía que decir, estaba muy avergonzada y necesitaba un empujón, uno que llegó.
-No te preocupes – me dijo Lauren – no te voy a comer. La actitud ha sido rara, no lo discuto pero sé que no iba a malas – dijo mientras apoyó una mano en mi pierna para darme ánimos y pasando también por mi mano, que se encontraba apoyada en ella.
-Que tierna, muchas gracias - ¿Tierna? ¿De veras había dicho tierna? Muy bien Camila, punto para ti – Veréis, me llamo Karla Camila Cabello pero no me gusta demasiado que me llamen Karla. Soy de descendencia cubana y mexicana y también resido en Miami, por eso me he sorprendido y perdón si me he excedido en mi comportamiento, es solo que no me esperaba a nadie por allí aquí.
-No te preocupes - me dijo sonriendo de esa forma tan perfecta y angelical – de haber sido al revés yo no habría actuado de manera muy diferente.
Me odié en ese momento al imaginarme la cara de tonta que debía tener así que decidí despejarme un poco, necesita un momento a solas y no se me ocurrió ninguna excusa mejor.
-Necesito ir al baño un momento, si os parece bien decirme qué queréis y cuando vaya de paso se lo pido al camarero.
-Camila, ¿te importa que vaya contigo? Yo también quiero pasar al baño y así ya de paso te ayudo con los pedidos.
No podía ser verdad, yo quería huir de las emociones durante un momento y Lauren se quería venir conmigo, ella que era la fuente de esas emociones. Pero sin duda lo peor no era eso, lo peor es que quería que se viniese, quería hablar con ella y conocerla, quería seguir perdiéndome en sus ojos para encontrarme en su sonrisa.
-Claro, no importa. Además hoy no sé si yo sola sería capaz de retener dos clases diferentes de cafés en mi cabeza así que no solo te lo agradezco yo sino seguro que ellas también – y volvió a sonreír, esta vez fue leve e inocente, pero suficiente para que se me contagiase.
Las chicas nos dijeron lo que querían y como yo predije, se me olvidó que quería tomar Dinah por lo que Lauren me salvó en cuello. Después de eso fuimos al baño. Yo me quedé casi cinco minutos sentada entre la seguridad de esas tres paredes y la puerta. Ella lejos de enloquecer y aporrearla como yo habría hecho a los dos, no hizo ni un mísero ruido, tanto es así que llegué a pensar que se había ido hasta que escuché un suspiro procedente de su interior, de esos que te oprimen. Cuando salí miré hacia adelante esperando encontrarla en los lavabos pero no estaba allí, me giré hacia mi derecha, tampoco había rastro de ella. Fue al hacerlo a mi izquierda cuando me topé con sus ojos verdes a escasos centímetros de los míos, de mis labios a escasos centímetros de los suyos, de nuestros cuerpos casi tocándose.

CONTINUARÁ

By: GOAT

No hay comentarios:

Publicar un comentario