El embriagador olor de su perfume
entró por mis fosas nasales expandiéndose por el cuerpo cual veneno de viuda
negra, aturdiendo mis sentidos como esa sustancia toxica que destruiría todos
mis tejidos. Tan solo había una diferencia entre ambas sustancias, mientras la
ponzoña te mata esa fragancia me estaba dando la vida, alimentando mis
cosquilleos en el estómago y haciéndome perder el sentido de la orientación y
el equilibrio. Se me cerraron los ojos de forma involuntaria, juro que fue
durante tan solo unas milésimas de segundo pero ella se percató y puso cara de
preocupación
-Oye Camila, ¿estás bien? ¿Te
ocurre algo? ¿Qué puedo hacer por ti?
-No, no, tranquila, está todo
bien. Es solo que estoy un poco cansada – mentí intentando disimular el,
cada vez mayor, rubor de mis mejillas. –
Gracias por preocuparte sin ni siquiera conocerme – Intenté salir de allí
apresuradamente pero algo, o mejor dicho alguien, me detuvo. Lauren me había
cogido del brazo pero no de forma violenta ni autoritaria sino de manera dulce,
sin querer asustarme ni molestarme pero también con precaución ante mi
reacción.
-¿De veras que estas bien?
-Sé que mi aspecto no debe ser el
mejor ahora mismo después de todas las novedades, el bootcamp y tantas
emociones pero todo ha pasado ya. – Tenía una mirada dulce, felina y
cautivadora. Desee que dejase de mirarse así pero a la vez cada segundo
necesitaba perderme más y más en sus ojos.
-Ha sido un día duro la verdad, y
algo raro también – dijo mientras se apoyaba en el lavabo. Tiró un poco de mí,
haciendo que soltase el picaporte y me quedara plantada en mitad del baño, sin
saber a dónde mirar, qué decir o hacer,
quedando completamente desubicada. Todo esto era nuevo para mí y no sé si sabré
acostumbrarme a ello. O si querré hacerlo.
-Te vi cuando estabas haciendo la
audición. Estaba lejos y no sabía de quién era esa voz pero me encantó, me
acerqué a ver a su propietaria y descubrí que eras tú. Pensé que ibas a ser una
contrincante bastante difícil pero jamás imaginé que serias mi compañera. Todo
esto es como un sueño y no quiero despertarme, solo quiero cantar, saltar,
gritar, abrazar a todo el mundo. – No me podía creer que estuviese diciendo
todo esto, se me está soltando demasiado la lengua.
-¿Y bailar? ¿No te apetece
bailar?
-Eso ya no tanto, me da algo de
vergüenza.
-¿Por algo en especial?
-No se me da demasiado bien y no
quiero hacer el ridículo delante de la gente y ahora que estamos metidas en
esto juntas me da miedo dejaros en ridículo. - Calló durante unos segundos en
los que el silencio solo estaba interrumpido por el sonido del agua de las
cisternas, detalle que no mitigó que se hiciesen interminables. Seguro que
pensaba que era patética o algo por el estilo. – Si ya sé lo que piensas, es un
gran problema para todas.
-No, no pensaba eso en absoluto –
dijo mientras reía de forma dulce – estaba buscando las palabras para decir
esto sin que parezca una ególatra. A
ver, no soy una experta ni nada de eso pero he dado algunas clases y no se me
da del todo mal eso de bailar, si quieres estoy dispuesta a ayudarte, de forma
totalmente desinteresada claro.
-¿De verdad harías eso por mí? –
No podía creer lo que estaba escuchando, simplemente no podía.
-Apenas te conozco y ya te has
convertido en compañera y casi en mi hermana ya, cualquier cosa que pueda hacer
por ti sería pequeña. – Al decir aquello sentí un pinchazo en mi pecho aunque
no comprendía la razón. Por otro lado me encantó que quisiera volcarse conmigo
de ese modo, me entraron unas ganas tremendas de abrazarla y así lo hice. Me
lancé a sus brazos tan precipitadamente que no tuvo tiempo para reaccionar y
con tanta fuerza como para hacerle un poco de daño con el saliente del lavabo.
-¡Auch! Eso duele…
Me retiré rápidamente de ella por
un acto reflejo ya que lo último que quería era hacerle daño, me miró a los
ojos y me sonrió de forma tierna tras mi comportamiento.
-No te preocupes, es un dolor
agradable. Dijiste que tenías ganas de abrazar a todo el mundo, no sé si yo lo
mereceré pero también me apetece uno. Ha sido un día repleto de emociones y
creo que ya necesitamos algo de calma.
-¿De verdad lo quieres? – Aún me
pregunto cómo he sido capaz de decir la frase entera y sin tartamudear. No me
podía creer que una chica tan espectacularmente guapa y con una voz tan
maravillosa, con la que había soñado y cuyos ojos ocupaban mi mente todo el
tiempo calmando mis pensamientos, incuso durante los momentos más agitados, me
estuviera diciendo eso.
-Por supuesto, solo si tú sigues
queriendo.
-Eres increíble.
-Aún no lo sabes, no me conoces.
-Sí, lo sé pero una parte de mí
me dice que lo eres y lo poco que me has dejado ver de ti no me da motivos que
me lo rebata.
Esta vez fue ella la que se lanzó
extendiendo sus brazos para rodear mi cuerpo, repitiendo la escena que yo
originé momentos antes. Lo hizo con la fuerza suficiente como para que,
desprevenida, mis pies se tambaleasen y retrocediesen unos centímetros, los
suficientes como para que mi espalda chocase contra el marco de la puerta roja
del baño en el que había estado yo antes pero no con la suficiente potencia
como para hacerme daño. Reconocí de nuevo su olor que ya me resultaba tan
familiar y me dejé invadir sin oponer ninguna clase de resistencia notando una
sensación de relajación que jamás había pensado que podría sentir. Noté mis ojos
cerrarse sin poder controlarlo, mis manos extenderse para ocupar la mayor
cantidad posible de su espalda y la tensé para así sentirla más cerca, aunque
solo fuera un milímetro más, no entendía porque sentía que no estaba aún lo
suficientemente cerca, porqué cada micra de su cuerpo que no tocaba el mío,
cada hilo de nuestra ropa que se encontraba entre nosotras era un abismo. Se
separó de mí al vibrarle el móvil, era un mensaje y aunque no pude ver de quien
era si pude ver el nombre de la persona, ‘Luis’. ¿Sería su amigo, su novio o su
hermano? ¿Algún familiar quizás? Al ver quien era me miró y luego regresó la
vista al teléfono lo que me hizo sentir que yo sobraba ahí.
-Me voy con las chicas que van a
pensar que nos hemos perdido y no creo que debamos empezar la relación con mal
pie. – De nuevo cuando tenía el picaporte en la mano volvió a cogerme del brazo
y me hizo girarme sobre mis pies para
quedar mis ojos frente a los suyos. Intenté fingir una sonrisa pero no estoy
segura de sí lo conseguí o de sí me salió de verdad. - ¿Algún día vas a dejarme
salir de aquí? Creo que la próxima vez que te acompañe al baño me traeré un
saco de dormir. – Mi risa nerviosa y estridente inundó el baño y me sentí como
una idiota por ello.
-Bueno – dijo intentando parecer
seria aunque un gesto pícaro amenazaba con asomarse en su cara – creo que no
sería mala idea aunque, en cualquier caso, soy yo la que te he acompañado hasta
aquí para que no te perdieras. – Me dio un beso en la mejilla y me abrió la
puerta para que saliera. – Adelante señorita, las damas primero.
Al salir tropecé con algo que
había en el suelo, ella me sujetó para no caerme al suelo.
-Más que señorita debería
llamarte damisela en apuros, te tropiezas con la raya de un lápiz.
-No es cierto, ha sido con un
saliente. – Me di la vuelta para mostrárselo pero lo único que había era un
poco de cemento entre la transición de una baldosa azul del baño a una beis que
cubría el resto del local. Llevaba razón, era una torpe y no había nada con lo
que tropezarse pero aun así le eché un poco de teatro, para hacer la broma. –
¿Ves esa enorme placa de cemento que hay ahí? – Dije señalándolo - ¿Cómo
pretendes que no me choque con eso? ¡Me está mirando mal!
-Eres malísima para las bromas –
rio mientras me revolvió el pelo como un hermano mayor haría con su hermana
pequeña. Tras eso me cogió del brazo. – Ven aquí anda que no quiero tener ni
una compañera coja ni tener que molestar a los servicios de urgencia.
Cuando llegamos las tres estaban
riendo a carcajadas y una de ellas estaba incluso roja. Creo que su nombre era
Dinah pero no estaba segura, al parecer las bromas no era lo único que se me
daban mal.
-El café se os debido quedar frio
chicas, si queréis pido que os lo
calienten.
-No Ally no te preocupes, por mi
parte está bien así y Camila no ha pedido nada.
-Estupendo entonces. Ya tenemos
planes para toda la noche pero no sabemos que opinareis.
-Si es salir de fiesta yo me
apunto. – Dije levantando la mano como si estuviese bailando mi canción
favorita en la discoteca. Todas se rieron ante mis gestos y no pude evitar
avergonzarme, por lo que rieron aún más. Parte de la gente que se encontraba
allí se giró para mirarnos por aquel escándalo innecesario.
-Aquí la señorita se apunta a un
bombardeo – tengo que reconocer que me gusta un poco que me llame “señorita”,
pero solo un poco. – Sorpréndeme, ¿qué lugares vamos a arrasar?
-Iremos a cenar a un restaurante
que no queda excesivamente lejos de aquí y como ha sido un día muy intenso
iremos al hotel después de eso para jugar a ‘Verdad o Prueba’, así nos
conoceremos mejor y de forma más rápida.
Una sonrisa pícara se dibujó en
el rostro de Lauren, cargada de un significado que no pude adivinar
-Me gusta eso del juego, siempre
pasan cosas interesantes cuando se hacen cosas como esas.
-¿Experiencia o intuición? – Le
pregunté siguiéndole el juego.
-¿Qué pasará si te dejo con la
duda?
-Que puede que me ponga a hacer
pucheros aquí y ahora mismo.
-¡Oh no! – Dijo dramatizando más
de lo estrictamente necesario – Por favor no hagas eso, no por mi sino porque
la amable gente de este local ya ha tenido bastantes sobresaltos contigo hoy. -No
pude evitar soltar una sonora carcajada que retumbó de nuevo en el lugar, no
podía rebatirle eso, llevaba razón.
-Pues que se preparen para cuando
sea famosa.
-Entonces el mundo temblara, ya
te lo digo yo.
-Seguro que tú ya lo haces y sin
ayuda de la fama. – Una completa cara de póker se apoderó de su expresión, la
cual quedó completamente inexpresiva. – Estoy bromeando, no te preocupes. Como
has podido comprobar mi sentido del humor es algo…
- ¿Especial? ¿Diferente? –
Intervino Normani.
-Yo iba a decir raro pero esos
calificativos también valen. – Todas se rieron ante aquel comentario de Lauren.
- ¿Puede usted, si es tan amable,
dejar de meterse todo el día conmigo, por favor?
-Por supuesto su majestad. Aunque ya que se pone en plan quisquilloso
debo informarle de que no llevo metiéndome con usted todo un día porque apenas
la conozco desde hace un par de horas. Lamento desilusionarla. – Le saqué la
lengua como si me fuese la vida en ello y le intenté hacer cosquillas aunque no
funcionó demasiado bien y acabó haciéndomelas ella a mí.
- Vale, vale tú ganas pero
suéltame ya. Y no son dos horas, son tres horas y diez minutos ya. – Me hizo
burlas y puso caras, fui a contestarle justo en el momento que Dinah habló.
-Bueno tortolitas creo que
tendríamos que ir yendo al restaurante antes de que sea más tarde.
Todas nos levantamos y salimos de
allí. El lugar al que nos dirigíamos estaba más lejos de lo que me esperaba
pero de igual manera se me hizo corto. Estuvimos todo el tiempo hablando sobre
nosotras. Me di cuenta de que Dinah estaba loca, siempre hacía cosas para que
nos riéramos y siempre lo conseguía, Normani era siempre muy correcta y las
palabras de ánimo eran lo suyo, Ally era muy dicharachera a la par que madura y
había adoptado el roll de madre sin ni siquiera darse cuenta, Lauren por su
parte destacaba por su particular y siempre correcto uso del vocabulario, tan
culto y formal pero a la vez conseguía que pareciera descuidado, y eso por no
hablar de sus ojos, su tez pálida que destacaba con su pelo negro y su sonrisa
angelical. Si algo había aprendido en esta cena era que con ellas aburrirse no
estaba permitido. Todo fue tan fluido que parecía que nos conociésemos de toda
la vida. Ally, quién estaba a mi lado, me regañó por beber un par de tragos de
su copa de vino ya que decía que era muy joven aún para eso, lo que no sabía es
que Dinah y yo habíamos planeado comprar algún licor y beberlo en la habitación entre
todas para que se nos soltase un poco la lengua.
Cuando estábamos llegando al
cuarto donde íbamos a dormir ella la sacó de su chaqueta y cuando la mayor la
vio nos amenazó seriamente con dejarnos durmiendo en la moqueta del pasillo,
suerte que Lauren y Normani intercedieron por nosotras como si unas hermanas
intentan proteger a otras de que su madre las castigue.
Cuando llevábamos casi media
botella entre las cinco la cosa comenzó a ponerse interesante, aunque sobra
decir que ninguna estábamos borrachas.
-Camila, te toca a ti. ¿Verdad o
Prueba?
-¿Puedo cambiar de una a otra si
no me convence?
-¿No es eso lo que llevas
preguntando y haciendo durante todo el juego? – Me contestó Dinah con tono
escéptico.
-También es verdad. Venga,
preguntar alguna que no sé a quién le toca.
-Creo que le toca a Lauren.
-No importa, le paso el turno a
Normani que ella me lo cedió antes a mí.
-Muchas gracias cielo. – Le pasó
un brazo por el hombro y la acercó a su mejilla. – Vamos a ver que puedo
preguntarte – dijo dubitativa – vale ya lo tengo: detalles sobre tu primer
beso.
-¡¿Qué!? Quiero decir, eso es muy
personal.
-Siempre podrás pedir una prueba
en lugar de contestarme.
-Venga chicas pasárselo por esta vez, está sufriendo. –
Lauren intentó ayudarme y se lo agradecí con la mirada, eso era todo lo que
podía hacer en aquel momento pero de nada sirvió y Dinah junto con Normani se
pusieron a gritar.
-¡Prueba! ¡Prueba! ¡Prueba!
-Vale, vale, lo acepto pero callaos o despertareis a todo el
hotel. ¿Con qué habéis pensado torturarme ahora?
-Ya lo tengo pensado – intervino Normani.
-Pero tendrás que ir al baño para que lo planeemos bien y se
lo contemos a las chicas. – Terminó Dinah.
-Esta me la vais a pagar, no sé cuándo ni como pero yo os lo
advierto. – Resignada y con cierta mirada asesina dirigida a las autoras
confesas de mi actual suplicio. - ¿Sabíais que no iba a contestar, verdad?
-No, pero sabíamos que habría al menos una más a la que no
lo hicieras. Lo hemos guardado para el final para darle más emoción.
Suspiré y me metí en el baño. Una vez dentro intenté
escuchar algo pero nada, solo unos murmullos ahogados y risas malvadas, casi
macabras. Lauren elevó la voz un poco, no sé si a causa de la sorpresa o de la
desaprobación.
-No, no, no, no y no. No podéis hacerle eso.
-Claro que podemos, si es una tontería, una inocentada sin
maldad. Como si tú nunca hubieras hecho lo que estamos haciendo nosotras ahora.
-Sí, pero…
-Nada de peros, lo vas a hacer tú de hecho, por quejarte.
-No, eso sí que no. Dinah no me hagas esto.
-Venga, venga no es para tanto y una prueba no se discute,
las normas son las normas. Ve a llamarla anda.
Tres toques en el lado opuesto de la puerta, donde yo tenía
apoyada la oreja, me sobresaltaron hicieron que me echase hacia atrás, con tan
mala suerte de que me enredé con la alfombra de la ducha y caí de culo al
suelo.
-¿Qué haces ahí?
-Estaba haciendo yoga que es muy relajante.
-¿Te has vuelto a caer, verdad?
-Técnicamente hoy no me había caído aún.
-Sí, porque yo te sujeté. Ven aquí anda, levanta y vamos que
están deseando regodearse en su triunfo. – Me ofreció sus manos para levantarme
del suelo. – Quería pedirte disculpas por lo que va a pasar ahora, te juro que
he intentado oponerme pero no me han hecho caso.
-No te preocupes, quiero pensar que no es tan malo, tampoco
es que sean unas pequeñas terroristas.
-Bueno, no te creas que les falta mucho.
-Que exagerada eres. Sea como sea gracias por intentar
intervenir por mí.
-No es nada. Vamos.
Cuando salimos sentí las miradas de las tres muchachas
clavadas en nosotras, observando cada paso, cada gesto, con una sonrisa
dibujada en los labios, una con muchas segundas intenciones.
Me pidieron que me sentase y me taparon los ojos con algo de
tela para que no pudiese ver nada.
-¿Estás preparada Camila?
-No lo sé pero hacerlo ya antes de que me arrepienta, salga
corriendo de aquí, me tropiece por las escaleras y caiga mi muerte sobre
vuestras conciencias.
-Entonces sí que serían unas pequeñas terroristas.
-Lauren, menos palabras y más morritos.
-¡Calla Hansen!
De pronto noté una presencia que se acercaba a mí y ya que
no podía usar los ojos puse mi atención en mis otros sentidos. Su voz que sonó
distante de mi antes sonaba ahora cerca, muy cerca, susurrándome en el oído y
erizando mi piel sin darse cuenta.
-Lo siento, de verdad.
-No te preocupes, seguro que no tiene importancia.
Su aliento desapareció de mi cuello pero seguí notando su
presencia justo enfrente mía, empecé a ponerme nerviosa y a morderme el labio
como de costumbre. Esta vez fue Normani quien habló.
-No te lo muerdas o no dejaras a Lauren hacer su trabajo.
-¡Normani! En serio chicas no lo hagáis más difícil, por
favor.
Aquellas palabras me dejaron atónita, no estaría insinuando
que me iba a…De pronto lo sentí, fue un beso rápido, muy rápido, apenas un
simple roce de sus labios con los míos que llenó mi estómago de unas mariposas
que nunca antes había sentido acompañada de una descarga eléctrica que
despertaron en mí el impulso de lanzarme a ella pero que por suerte pude
reprimir. Creo que esta noche me costará dormir un poco.
-¿Ya estáis contentas?
-No. – Contestó Dinah – ¿A eso le llamas tu besar?
-No pretenderás encima que se lo dé con lengua encima.
-No, con lengua no que aún es muy pequeña. – Intercedió Ally
por mí esta vez. Su acento latino y su voz dulce eran inconfundibles.
-Agradecería que dejarais de hablar de mí como si yo no
estuviera delante, gracias.
-Venga, un beso en condiciones y sin lengua y saldarás tu
deuda.
Suspiró y refunfuñó algo inaudible incluso para mí. Note como
se acercó y se colocó aún más cerca, agarrando el final de mi camiseta con sus
manos y jugando con ella. Noté también como se erguía sobre sus rodillas y como
su perfume me invadía de nuevo, como nuestras cabezas estaban a la misma
altura, como se acercaba muy lentamente hacia mi boca, como aumentaba la
presión sobre la tela que sujetaba en sus dedos, como comenzó a tirar de ella
haciendo que yo hiciera el camino inverso que ella estaba realizando y
provocando así que nuestras bocas se encontrasen antes en un beso nervioso por
ambas partes. Para mí era el primero y estaba asustada, no quería hacerlo mal
pero de pronto cuando sus labios descubrieron los míos esas mariposas se intensificaron
por mil y la descarga eléctrica se convirtió en un trueno, uno que esa vez no
quise parar. Fue en ese momento en el que ella se iba a separar en que mordí
leve y disimuladamente su labio en señal de protesta por irse tan pronto, una
que solo entendía yo, ella resopló y aunque no sabía que significaba estaba
segura de que resignación no era. Entonces abrió aún más su boca y fue ahí
cuando me capturó por completo, en todos los sentidos. Nuestros cuerpos se
juntaban imperceptiblemente para la gente de fuera pero de forma muy llamativa
para ambas. Mis manos se deslizaron hacia las suyas, agarrándolas con firmeza
pero con cuidado de no apretar demasiado.
Juro que podría haberme quedado así durante años.
CONTINUARÁ
By: GOAT
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